CATACLISMO

ACERCA DE LA OBRA DE AGNES ESSONTI. ENTREVISTA A LA ARTISTA

Agnes Essonti, Mama, 2015

 

ACERCA DE LA OBRA DE AGNES ESSONTI. ENTREVISTA A LA ARTISTA
María Bueno

“Don´t you ever call yourself broke or poor. Don’t ever let that come out of your mouth ever, because the power of the tongue is very serious”.
Extracto del vídeo Your Mouth Has Power. MOLD and Yardly World*

A Agnes Essonti (Barcelona, 1996) hay que verla en plena acción: paseando, visitando tiendas de ultramarinos y textil, escuchando música, cocinando, sacando fotografías, amando y criando. Llorando y riendo rodeada de los suyos.

Andrea Giunta ya nos explica en su libro Contra el Canon acerca de la importancia de acercarnos a los artistas no sólo estableciendo referencias artísticas lineales y hegemónicas, sino también atendiendo a maneras y formas de trabajar en el estudio, es decir, frente a la obra. Así considero que hay que aproximarse a la obra de Essonti; y es que sus obras llevan consigo procesos vitales.

La artista nos invita a la mesa y en esta hay un trabajo construido en torno al legado cultural —al suyo— en base a la identidad y memoria, claramente organizado en tres líneas: gastronomía, lenguaje e identidad híbrida.

En relación a la gastronomía, Agnes Essonti tiene diferentes series de fotografías, piezas de vídeo y performances dónde la vemos presentar platos, cocinar, comer e invitar a degustar; es el caso de su proyecto Chop 4 my lova. Productos locales tales que los catalanes, andaluces y africanos se guisan en el mismo perol, según la propia artista:

Cocinar es mi práctica favorita, porque necesitamos la comida para llenarnos la barriga y nutrir nuestras almas. Necesitamos la comida porque nos hace juntarnos y compartir.

La comida es amor. «Chop 4 my lova» es un proceso de investigación que empezó hace años sin darme cuenta. El sentarme junto a mi tía en la cocina y verla cocinar, escuchar sus historias. El pensar en la nevera roja de mi abuela llena de pegatinas y de imanes, queriendo recordar lo que había dentro. El primer mango de mi vida.

«Comment cuisiner son mari a l’africaine» de Calixthe Beyala.

El mortero que me regaló mi hermana. El sabor de las atangas.

Agnes Essonti, Makayabu (proyecto Chop 4 my lova), 2020

En relación al lenguaje, Agnes Essonti es una de las pocas artistas dentro del contexto español que reivindica la lengua de los ancestros africanos en su obra, es decir, el pidgin y/o el camfranglais del Camerún, lingua franca adoptada por su comunidad paterna bayangue y del Chad por parte de la abuela, también llamada Agnes. Se trata de lenguas que realmente conoce y habla. Así lo demuestra en sus proyectos ASSIA! (expresión que significapaciencia, coraje, fuerza)pero, sobretodo, en Mumu di lap, ndiba di kel i (dicho que literalmente quiere decir “El tonto se ríe y el río se lo lleva”).

Agnes Essonti, Mumu Di Lap Ndiba Di Ke I

En cuanto a la identidad híbrida, la obra de Agnes Essonti bien puede tener una lectura política, ya que la misma nos muestra el pasado y presente de la historia de un territorio nacional caracterizado por el silenciamiento reiterado de comunidades no hegemónicas frente al colonialismo, en este caso la negra. Agnes nos la presenta por medio de su propio relato mestizo, en continua simbiosis.

El amor y la pérdida, la maternidad y el vacío, el pasado y el presente, el aquí y el (más) allá, el cuerpo y el espíritu, la África y Europa de su condición multicultural, en una suerte de “transhumancia o dispersión” son reunidos por fin en su obra, atravesando espacios y tiempos. Ello tiene efectos muy positivos en la artista: ligereza, liberación y sanación.

Agnes Essonti es una de nuestras artistas afroespañolas pero también ibera.

Tal y como dice Francisco Carrión Robles, «Iberia, desde un punto de vista político y étnico, concibe la unión entre España y Portugal así como las poblaciones que traen consigo. Los iberos, de origen africano, compartieron espacio y hasta se fusionaron con los celtas, de origen asiático, indoeuropeo».

Teniendo muy presente pues, este concepto, la artista ha desarrollado el proyecto I barely remember my grandmother’s song, recordando sus raíces andaluzas ligadas al flamenco, a su vez de fuerte arraigo africano.

Agnes Essonti, I barely remember my grandmother’s song

Agnes Essonti es una artista afroespañola, ibera o “cordobayangue”, a la cual mostramos agradecimiento por formar parte del tejido cada vez más multicultural de nuestro panorama artístico español.

María Bueno, verano de 2021

 

Aprovecho estos días que me encuentro en Barcelona para visitar el estudio de la artista, compartir momentos con ella y charlar. Fruto de nuestro intercambio surge la siguiente entrevista.

Buenas tardes Agnes, gracias por tu tiempo, el cual nos permite adentrarnos y conocer tu obra, o al menos apreciarla mejor. En primer lugar, me gustaría saber qué te llevó a estudiar fotografía en Barcelona y Reino Unido.

Desde pequeñita me gustaba mucho dibujar, pintar, escribir, cortar y pegar lo que fuese, pero en la adolescencia me centré en la fotografía. En Barcelona estudié en la Escola Massana y cuando terminé, tuve la oportunidad de mudarme a Londres para estudiar fotografía.

A Madrid llegué porque después de estudiar en Inglaterra, pensé “ya está, a otra cosa” y encontré el Master de Cultura y Pensamiento de los Pueblos Negros. Al año siguiente, mi querido Rubén H. Bermúdez, me apoyó al máximo para aplicar a la Beca del Máster Desarrollo de Proyectos de Blank Paper y gané.

Eres artista y gran amante de la cultura bayangue y la comida, ¿nos explicas acerca de ambos intereses y cómo los conectas a tu práctica artística?

Creo que otra vez vuelvo a mi infancia… Para mi padre siempre ha sido muy importante compartir su cultura conmigo. No sé si será por eso o por las conexiones ancestrales, pero yo siempre me he sentido muy ligada a esta parte africana de mi identidad. Creo que también tengo que decir que, creciendo en España, me he construido durante mucho tiempo como “la otra, la negra, la que no es de aquí”.

La comida para mí es muy especial, más allá de que me entusiasme comer, cocinar y compartir con los demás alrededor de una buena comida, creo que es algo a lo que no le damos el suficiente valor y que encierra un montón de sabiduría. Me interesa la cocina como proceso, también como espacio en el que suceden cosas. Creo que la gastronomía nos ayuda a entender el mundo de una manera más visceral y que las decisiones que tomamos a la hora de escoger y unir ingredientes, e incluso la forma en la que comemos, son políticas.

Mi obra siempre ha hablado de mi identidad como mujer afroespañola, también acerca de mis orígenes bayangue pero, cuando en pleno confinamiento creé la pieza “Okro Soup”, abrí un camino diferente al transitado hasta el momento, sin duda mucho más rico. Ahora, haciendo revisiones de mi trabajo de hace tres, cuatro e incluso cinco años veo que siempre me ha interesado la comida y cómo nos relacionamos con ella. Su significado y todos aquellos rituales que se generan, así como las conexiones espacio-tiempo, gracias a los sentidos del gusto, la vista, el tacto y el olfato.

Entre los proyectos artísticos que has realizado ¿cuáles han sido importantes y decisivos?

Por una parte, mi proyecto/proceso Chop 4 my lova, porque está siendo realmente una investigación multidisciplinar y lo estoy disfrutando muchísimo. Antes yo me centraba en los resultados y, aunque mi obra siempre ha tenido un componente artivista, se basaba mucho en crear imágenes bonitas. A través de lo que estoy haciendo ahora, doy más espacio a la experimentación porque, ¿una cocina llena de platos sucios es o no es estética?

En lo colectivo, menciono el proyecto Healing, que fue premiado en la BMAV 2020. A través de dicho proyecto he conocido y compartido con el equipo de mujeres maravillosas que lo conforman, aprendido junto a ellas y empezado a tejer un vínculo que me hacía mucha falta. Por un lado con el sur, es decir, con Andalucía, para acabar construyendo otro, exactamente ese que, por otro lado, conecta mis dos sures (el andaluz y el camerunés).

¿A qué tipo de proyectos o propuestas le dirías sí sin pestañear?

A proyectos que tengan incidencia en mi comunidad, ya sea la comunidad afrodescendiente en España o en el barrio en el que vivo, proyectos que aúnen fuerzas y abran nuevos horizontes. Que presenten nuevas realidades y nos abran los ojos. Pero, sobretodo, que construyan en positivo. Para mí, el arte tiene que tener ese poder. También a proyectos que tengan que ver con gastronomía, especialmente acciones colectivas o que tengan un impacto comunitario.

¿Piensas que tu obra, tu proceso artístico se conecta con tus raíces e identidad? Si es así, ¿piensas que el arte es transformador?

Claro. Para mí fue decisivo el momento de mi vida en el que me puse en el centro y empecé a explorar narrativas que conectan con mis orígenes e identidades. Hace siete años, aquí en España los referentes no estaban tan a la vista y tuve que irme a Inglaterra para empezar a ver artistas afrodescendientes en libros y en museos. Fue algo realmente mágico para mí y puedo decir que, a partir de ahí, mi obra empezó a tomar sentido. Creo que hoy en día depende de cómo nos relacionemos con el arte, porque hay de todo, el arte puede ser transformador. Según mi experiencia, puedo afirmar que sí lo es.

Gracias al trabajo colectivo en proyectos y exposiciones, ¿Qué sacas de positivo al compartir junto a otras personas?

Saco fuerza para seguir construyendo en común, que es súper importante en estos tiempos que corren. Los proyectos en colectividad me nutren, porque yo soy muy de compartir e intercambiar, de aprender y de cuidar de los demás. Este tipo de proyectos son para mí una clave que me conecta (conmigo y con el resto), aportándome balance.

Háblame de tu referentes, Agnes. Dos artistas; uno que haga vídeo y otro fotografía.

Yo soy muy, muy fan de Zina Saro-Wiwa y Mimi Cherono Ng’ok. Me gusta la manera en la que Zina trabaja a través de la comida y el sentimiento de nostalgia que encierran las imágenes de Mimi.

Un colectivo y propuesta “artivista”.

Hace poco descubrí Assemble y me gustaron muchísimo. Además tuve la suerte de colaborar con ellos en un proyecto que se puede ver ahora en la exposición La transformación sensible, en Fabra i Coats. También adoro desde el primer momento el trabajo y sobre todo la fuerza de Daniela Ortiz.

Un evento que te haya marcado.

El primer encuentro con Conciencia Afro en Madrid, en el que pude dar un taller junto a Rubén H. Bermúdez, titulado “Otras historias de la fotografía”.

Un comisario, espacio cultural y tendencia.

Comisaria: Elvira Dyangani Ose, que hace apenas unos días ha sido nombrada primera directora mujer y, para mí aún más importante, mujer afrodescendiente del MACBA.

Espacio Cultural: Tangent Projects, un espacio independiente que se estableció en Hospitalet de Llobregat en 2019. Tiene una zona destinada a galería, además de estudios de artista. En él, siempre tienen cabida las propuestas interesantes y sobretodo la experimentación, a la vez que ofrece un contrapunto al modelo de galería actual.

Tendencia: Siempre me han atraído mucho los sapeurs y en general el movimiento de la Sape, que quiere decir “Société des Ambianceurs et des Personnes Élégantes”, no como algo lejano y exótico, sino desde la cercanía, desde la que me toca porque muchos de mis mayores aquí también son sapeurs.

Una película, libro, canción y viaje inspirador para tu obra.

Película: Se me hace difícil escoger sólo una, así que una de mis favoritas que ahora me viene a la cabeza es “Moi, un noir” de Jean Rouch.

Libro: “Comment cuisiner son mari à l’africaine” de Calixthe Beyala.

Canción: “You Must Calculer” de Prince Eyango.

Viaje: Mi primer viaje a Camerún fue el más inspirador de todos.

¿En qué tópicos, idealizaciones y estereotipos crees que caemos cuando abogamos por una diversidad que, en el fondo, no se termina de materializar? ¿Cómo podemos desactivarlos?

Creo que aquí en España, no hemos hecho revisión de nuestro propio pasado esclavista y colono. Tampoco de las prácticas, también colonas, que durante siglos han predominado en el mundo del arte y que parece que ahora siguen vigentes. Estamos poco educados en diversidad y ética real, pero sí demasiado en mirar al otro, en fetichizar, en exotizar y en seguir perpetuando la misma imagen de la persona negra, de lo negro.

Para mí, todo parte de la revisión, del aprendizaje, de escuchar y de dar la visibilidad a las personas racializadas (en este caso) que buscan contar su propia historia.

¿Qué nos conecta a las mujeres creadoras en el contexto artístico español? ¿Qué crees que nos facilita acercarnos y unirnos?

De entrada, diría que la lucha por conseguir la igualdad real entre mujeres y hombres dentro del sector artístico. Yendo un poco más allá, incidiría en los feminismos y las redes. Me gusta la palabra feminismos en plural porque no creo que exista sólo uno y es necesario que lo veamos así para acogernos a todas. Me siento muy agradecida de formar parte de Mujeres en las Artes Visuales (MAV) y de estar conectada con otras mujeres ya que, por encima de todo, puedo participar en propuestas tan interesantes como las que entre todas concebimos.

¿Qué estrategias piensas que nos permiten paliar las necesidades y dificultades en dicho contexto actual?

Una que ponga los cuidados en el centro, porque aunque esa palabra esté en boca de todas hoy por hoy, cuesta que se materialice. Escucharnos y abrazarnos, que no haya juicios, que se pongan nuestras emociones y necesidades sobre la mesa. Y por supuesto, que se contemplen distintas realidades y que todas sean igual de válidas.

¿Nos adelantas algo de tus proyectos venideros?

Estoy muy contenta con lo que desarrollé durante mi residencia artística en RARA, donde empecé a trabajar el lenguaje y también la intervención de imágenes de archivo colonial.

Creo que ahora mismo tengo todas las cartas sobre la mesa, estoy en un momento en el que mi obra y mis intereses, inquietudes y experiencias personales estamos súper alineadas, así que lo único que puedo decir es que todo va a ir a más.

 Agnes Essonti captada por la lente de la fotógrafa Sol Bela, 2021

 

* Colectivo compuesto por Arthur Jafa and Jenn Nkiru que, desde Brooklyn y a través de este vídeo hablan de la importancia de la comida en momentos precarios de pandemia y revolución).

 

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