CATACLISMO

DE DECHADOS Y TEQUIOS: PRIMER TALLER DE ALTO LIZO HONRANDO A LAS MUJERES QUE TEJEN

DE DECHADOS Y TEQUIOS: PRIMER TALLER DE ALTO LIZO HONRANDO A LAS MUJERES QUE TEJEN. A LA OBRA TEXTIL DE POCHO GUIMARAES
María Bueno

A veces no queda más remedio que atajar las investigaciones de forma radical. En este caso y atendiendo a las piezas textiles de Pocho Guimaraes, decidí sumergirme hasta la urdimbre para entender el ADN de las mismas y poderme encontrar con las mujeres que han sostenido, expandido raíces y tejido, formando parte intrínseca de la obra del artista. Para ello creé un taller de Alto Lizo impartido por una de sus alumnas: Arantxa Bergua, el cual me permitiría, a su vez, organizar un dechado en torno a su legado. Ese taller tuvo lugar la víspera de la segunda exposición “Tejidos para pajarillos y hojas que alimentan” en el espacio Rancho Rata de Villanueva del Rosario (Málaga).

El dechado es un muestrario en tela en el que quedan recogidos nudos, bordados, puntadas, diseños y composiciones textiles para que no se pierdan y sigan practicando todos ellos, a aplicar en piezas mayores y complejas. Se trata de una muestra con fuerte carga educativa, cultural e identitaria que preserva y difunde desde el intercambio y la práctica, según la persona o grupo que cose y/o borda; normalmente mujeres de comunidades originarias de Abya Yala, según la filosofía y beneficio compartido que ofrece el tequio[1]. Además, éste se puede ver ampliado, intervenido e implementando.

En la obra textil de Pocho es ineludible hablar de un corpus que se asemeja a la idea del árbol con raíces-rizomas deleuzianos pero, al abordar su obra desde la cultura material y la práctica comunitaria que beneficia a todas las personas implicadas, creo que el término ääts[2]en idioma mixe de Tlahuitoltepec define bastante bien lo que supone este taller y lo recogido en él. Ääts es una raíz que se expande de forma multidireccional sin perder su matriz, la cual se desarrolla y ancla a la par. Pienso en el conocimiento del artista ligado a un proceso parecido, sembrando semillas: haciendo que el conocimiento germine, enseñando y compartiendo su forma de tejer.

A continuación comparto mi impresión recogida en forma de diario en torno al taller, con exposición incluida un día después. Al texto lo he titulado “28” y aconteció en el Espacio de Arte Rancho Rata, en Villanueva del Rosario, gracias a Cristina Savage y Julia Moreno.

28.

INICIO DEL TALLER

Creo que no hubo intención previa en hacer coincidir el estar, el desaparecer y la vuelta, pero el caso es que Pocho nació un 28, murió también un día 28 y un tercer 28 acogió el primer taller de Alto Lizo que puso sobre la mesa la labor pedagógica del artista, su generosidad compartida entorno a los conocimientos del tejer y la impronta performática derivada de dicha acción en diálogo con ideas atrapadas en urdimbres, materiales y tejidos.

El taller tuvo lugar en un enclave rural de la provincia de Málaga; exactamente en el espacio creativo de la también artista Cristina Savage y a finales de junio, donde Pocho tenía previsto trabajar y presentar su obra. Como buen maestro, él mismo se encargó de dejar semillas plantadas; una de sus alumnas, Arantxa Bergua, fue la encargada de acercarnos a la técnica del Alto Lizo que tan bien manejaba el artista. Alto Lizo en mayúsculas porque así le gustaba a Guimaraes verlo escrito; más de una vez dijo que “lo majestuoso debía ir en grande”[3] y para él, la forma de tejer de la que continuó aprendiendo hasta que falleció, merecía todo respeto.

Pocho trabajaba en bastidores que él mismo creaba, instalados en casa. De gran tamaño, éstos solían ocupar el espacio central de una habitación o pasillo, gracias a andamios que iban desde el suelo al techo. La propia técnica textil del Alto Lizo, con su característica disposición vertical de la urdimbre y telar, unido a la libertad con la que construía la obra “liberándola y dándole cuerpo presente en el espacio”[4] permitiría que el artista se tomara su tiempo, dejando preparada la urdimbre para que ésta le hablara en detalle, mientras dormía.

No deja de sorprender que, con cuidado y de forma paciente, en un primer acercamiento al esqueleto de la creación del artista, Arantxa y yo hayamos intuido cómo son las urdimbres de algunas de sus piezas; en este caso las tituladas “Messanga (Chaqueta urbana)” y “Yabode/ Paula es Na”, ambas de tamaño considerable. En la primera aparecen urdimbres pequeñas unidas a la central (Fig. 1). Esto quiere decir que hay pequeños tapices unidos al grande y, en la segunda, llegamos a la conclusión de que la urdimbre crea ya de partida un patrón irregular, manteniendo las cuerdas separadas a diferente distancia para albergar fibras teñidas por el artista, de gran peso y grosor (Fig. 2).

El mundo vertical de la urdimbre, el horizontal de la trama. Entrelazados. ¿No es esto fascinante?

Las manos son aquí fundamentales y pareciera que las del artista guían a las de su alumna en el desarrollo del taller: tanto Pocho como Arantxa, con dedos ágiles y delgados, hacen ejercicios previos para “despertar” las extremidades superiores antes de tejer. Así abren canales que se predisponen a estar al servicio del tejido; cuerpo textil. El maestro enseñó a su discípula haciendo: la prueba son dos tapices hechos a cuatro manos, dónde él inicia y ella replica y cierra, de abajo a arriba. Arantxa habla de “tocar el arpa” o acariciar con las yemas de los dedos las cuerdas de la urdimbre de la pieza a realizar por los participantes del taller y Pocho hablaba de cómo las fibras abrazaban cada cuerda de la urdimbre cuando se construía la obra, “en un acto de generosidad y amor”[5]. Le pido a Arantxa entonces, que nos explique diferentes anudados o tipos de tejer que se repiten en los tapices de Pocho, para poder crear una especie de muestrario. Aparecen la cadeneta, el pon-pon (nudo base), el zig-zag (uno sí, uno no/delante-detrás), el churro (o zig-zag enroscado) y el bucle (sencillo, doble, triple…) con anotaciones de ella misma, además de la doble urdimbre y el punto cosido para los añadidos. En un momento dado y durante la explicación, Arantxa hace un gesto de manos que se elevan en movimiento, parecido al que hizo el artista antes de acometer su último vuelo en Motril.

Figura 1. “Messanga (Chaquet urbana)”. Obra de Pocho Guimaraes.

 

Figura 2. “Yabode/Paula es Na”. Obra de Pocho Guimaraes.

DESARROLLO DEL TALLER

El «lizo» es un sistema de tejido que permite armar el tapiz en detalle gracias a la trama (hilo horizontal) que se desliza por la urdimbre (hilo en vertical). El espacio que se crea entre ellos y, por donde la trama a mano se introduce (así lo hacía Pocho), se denomina calada. El Alto Lizo se puede trabajar por secciones y desde la precisión, dando lugar a composiciones e imágenes complejas: desde abajo hacia arriba y de izquierda a derecha. Igualmente, la propia técnica del Alto Lizo tiene una contra-lógica que explico a continuación.

Cuando la tapicería o revestimientos textiles dependientes de la arquitectura quedaron relegadas a la decoración, la función del ornamento (incluyendo el Alto Lizo) reconsideró y dio importancia a tal arte menor. La ciudad italiana de Flandes fue epicentro tapicero medieval por excelencia pero, en España y gracias al pedal del telar, fue donde más se consumió el Alto Lizo y empezó a fabricarse hacia el siglo XIV, compitiendo con el Bajo Lizo. El Alto Lizo le dio la vuelta al patrón textil que se tenía hasta el momento así que, a día de hoy, éste permite la deconstrucción del espacio, haciendo que podamos verlo de otras formas y desde diferentes ángulos. Siendo Pocho Guimaraes uno de los destacados artistas contemporáneos del textil en su época, fue una vez más deliberadamente extraviado, desaparecido y olvidado de cualquier fuente de consulta o referencia. Coetáneo de Teresa Lanceta, con quien coincidió en varias ocasiones, tuvo como maestro y maestras a Joseph Grau-Garriga, Dolors Oromí, Aurelia Muñoz y por quien sentía una verdadera admiración; Marta Magdalena Abakanowicz.

Pocho es ideólogo y constructor; arquitecto y albañil. En el proceso de tejer, el nudo es la unidad-base que abraza la urdimbre y levanta el tapiz a modo de morada. Existen paradas, pero Pocho no viene atrás en sus tejidos. En esas pausas las manos del artista cambian de color, añaden material o engrosan la textura. Esto da lugar a interrupciones que provocan minúsculos espacios abiertos, aperturas por las que apenas entra la luz; incluso entre los elementos más inesperados que conforman la obra. Sí, Guimaraes es artista y artesano a la vez. Por mucho que el proyecto arquitectónico pretenda tener unas pautas claras y establecidas en sus obras, el trabajo de albañilería rompe esos esquemas, al funcionar como una importunación constante.

Volviendo a Arantxa, ésta nos enseña que al bastidor se le puede dar la vuelta y podemos seguir tejiendo. El anudado continúa entonces por detrás y, con paciencia, creamos dos “paredes” unidas a la base.

Ángeles Castellano recuerda “la filosofía del ser” que acerca a los artistas César Moreno y Pocho, pues ambos hablaban de la materia que une a seres y naturaleza: fibras, minerales, gases y componentes químicos: es así que una montaña y el cielo están en el tejido humano y a la inversa. La artista Isabel Garnelo ingenia madejas de papel de periódico y nos enseña al resto de participantes cómo hacerlas. Otras, como la ceramista Pilar Bandrés, verbaliza que teje pensando en su madre, con materiales que ha traído expresamente de casa. Alejandra Carazo, historiadora del arte, nos habla de la labor de asesoramiento que hace para colecciones ligadas al textil y Nacha Pancha deja las siguientes palabras en redes, tras el taller:

Tejerlo todo

Tejer sin mirar atrás

Escucho el error, lo dejo que me guíe,

Tejo nuevas formas rodeando y embelleciendo,

Así tejo yo.

Paralelamente a nuestra charla y tejer, alrededor de la mesa de costura Rosa Rius, desde Barcelona, académica e investigadora que bien conoce el Alto Lizo, escribe:

El diccionario define «tejido» con las siguientes palabras:

«Entrecruzamiento del hilo o hilos que forman una tela o un trabajo análogo».

El lenguaje amplía hasta extremos insospechados el valor de este «entrecruzamiento de

hilos». Así, y solo a título de ejemplo:

«Deshacer los nudos para rehacer los lazos», «El hilo conductor», «La trama de la novela»,

«Tejer vínculos», «Tejer relaciones sociales», «Tejer relaciones sólidas», «Desenlace en el

que se resuelve la trama»,

«Nudo y desenlace: la palabra desenlace significa literalmente

deshacer el lazo o deshacer el nudo y nudo se denomina la parte central de una historia»,

«La urdimbre es el conjunto de hilos entrelazados sobre los cuales se teje.

Por extensión, es la trama que nos permite construir la Historia: las fuentes históricas».

(Me pregunto si el texto que aquí voy escribiendo y vamos leyendo no es un dechado conjunto).

FIN Y DESPEDIDA

Tomamos vino y fruta, dentro del taller se está fresquito mientras escuchamos a Salif Keïta. Arantxa comenta que Pocho y él se conocieron y que el cantante maliense le dedicó una canción al artista (concretamente, “Moussolou”).

También vuelve a hablar de la extraña coincidencia del día 28: “Dos más ocho diez. Uno más cero uno. Inicio y retorno. Pocho sigue con nosotros”.

María Bueno, un siete de julio de 2025.

Notas:

[1] Tequio proviene de “tequitl” en lengua náhuatl y quiere decir trabajo comunitario que se realiza en beneficio de las personas de una comunidad. Éste se viene practicado desde tiempos prehispánicos.

[2] Para conocer más sobre este término y el colectivo que lleva su nombre, recomiendo visitar la siguiente página web: https://www.niyanaoaxaca.com/proyectos-hermanos/colectivo-aats/

[3] Conversaciones con el artista en Lanjarón (Granada). Primavera del 2024.

[4] Ibid.

[5] Ibid.

 

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