CATACLISMO

MARI CHORDÀ ENTRA EN EL MACBA POR LA PUERTA GRANDE

Secreciones, 1968

MARI CHORDÀ ENTRA EN EL MACBA POR LA PUERTA GRANDE

Mª Ángeles Cabré

La exposición de la poeta y artista visual Mari Chordà (Amposta, 1942) que en el invierno de 2021/2022 pudo verse en la barcelonesa Galería Mayoral fue sólo un aperitivo de la que acaba de inaugurarse en el MACBA, que reúne más de un centenar de piezas y es toda una fiesta. Comentamos aquí dicha exposición individual celebrándola como un acto de justicia y ahora ese acto de justicia se ha visto culminado con nota con “Mari Chordà… y muchas otras cosas”. Por cierto que … i moltes altres coseses el título de su primer poemario, que se publicó sin firmar en 1976 con motivo de las Primeras Jornadas Catalanes de la Dona, aquellas en las que una mujer fregó el pasillo del paraninfo de la universidad -se trataba de una performance de las Naykes- mientras se desarrollaba la ponencia sobre mujer y trabajo, imagen que inmortalizó Pilar Aymerich. Un poemario donde ya estaba toda su rebeldía: “Siglos, más siglos / y seguimos en rosa y azul”, leemos, aunque en catalán.

El MACBA ha recibido con los brazos abiertos a esta activista feminista comprometida hasta la médula con una gran muestra que es el resultado de una coproducción con el MAMT (Museo de Arte Moderno de la Diputación de Tarragona), donde en los últimos meses ha podido verse en una versión más reducida. Una generosa exposición que repasa su trayectoria de manera bastante exhaustiva, cosa que ha incluido la restauración de algunas piezas, algo que ya de por sí debiera ser motivo de alegría, pues son muchas las obras de arte que se deshacen y se pudren en talleres y azarosos almacenes. En esa misma línea, para la presente exposición se ha construido nuevamente la pieza Útero (2017), un gigantesco útero de mimbre en cuyo interior vemos en una pantalla a una mujer desnuda buceando en el mar como si lo hiciera en el líquido amniótico. En su día fue expuesta en Lo Pati Centre d’Art, pero no se ocuparon de su mantenimiento y ha debido ser reproducida.

Quienes nos dedicamos al feminismo en Cataluña hace mucho que sabemos sobradamente quien es Chordà, porque lleva desde los años 70 participando activamente en la lucha de las mujeres. Lo demuestran las portadas realizadas para la laSal, edicions de les dones -ella fue una de las cofundadoras del Bar-biblioteca feminista laSal-, que se exponen aquí junto a la célebre L’agenda de les dones que la editorial realizaba (1978-1990), que a su vez atesoran arte visual, textos y poemas en parte suyos: un muy buen resumen del compromiso feminista de esa generación de mujeres que sentó las bases de una conciencia colectiva que a las que vinimos después nos ha sido legada. Pero otros y otras oyeron hablar por primera vez de Mari Chordà cuando la prensa se hizo eco de la exposición colectiva sobre el arte pop que tuvo lugar en la Tate Modern de Londres en 2015 (“The world goes pop”), donde se expusieron dos obras suyas, una de ellas La gran vagina (1966). Fue después cuando museos como el MACBA o el Reina Sofía se animaron a comprar alguna pieza suya, incorporándola a nuestra tradición artística de la segunda mitad del XX. Más vale tarde que nunca.

En la inauguración, ya octogenaria, menuda y frágil pero llena de energía, Chordà leyó algunos de sus poemas, claros y contundentes como aldabonazos, e igualmente bellos y sonoros. Ella estudió Bellas Artes en Barcelona e inmediatamente después pasó dos años en París donde, estando embarazada, pintó una serie de autorretratos que evidencian su interés por el Pop Art. Sus obras plásticas también son muy expresivas y sintéticas porque tienen claro lo que cuentan. Coloridas y muy visuales, combinan elementos abstractos con figuras geométricas de colores planos y vivos. En ellas hay curvas y cavidades, vulvas y vaginas, líquidos y secreciones, esquemáticos paisajes tricolores. Hay juguetes de madera como “Colores” (1969) o “Cilíndricas” (1994), coqueteos con cierto informalismo como “Rojo y negro” (1968) y hasta fotos subacuáticas como las de “Silencio” (2006).

Colors, 1969

Como dice Mar Arza en uno de los textos del catálogo: “Mari Chordà pertenece al linaje de las obstinadas más veteranas”, por ello pasear por su trayectoria artística es respirar subversión y libertad. No fue fácil que asumiera su condición de artista y diera a sus obras el valor que merecen. Recordemos que el síndrome de la impostora sobrevuela por encima de todas las mujeres creadoras. Cuenta su querida amiga y compañera de activismo Conxa Llinàs en otro de los textos que pasaron años hasta que llegó a desempaquetar sus piezas y a retomar su trabajo en el desván de su casa de Amposta. Sólo la insistencia de las mujeres que la rodeaban la rescató de la invisibilidad a que estaba abocada. Hubiéramos perdido este trabajo inundado de luz y resistencia cuyo hilo conductor es claramente el rechazo a la subalternidad femenina. Cada vez que una artista entra en un gran museo, ganamos todas las mujeres; y más aún si la artista en cuestión es feminista, porque entonces el eco de su voz se multiplica.

 

“Mari Chordà… y otras muchas cosas”, MACBA, Barcelona. Hasta el 12 de enero de 2025.

Comisaria: Teresa Grandas

https://www.macba.cat/es/exposiciones/mari-chorda-y-muchas-otras-cosas/

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