CATACLISMO

GENEALOGÍAS FEMINISTAS EN EL ARTE ESPAÑOL: 1960-2010

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Semíramis González

La semana pasada se presentaba en La Casa Encendida el catálogo de la exposición “Genealogías feministas en el arte español: 1960-2010”, que pudo visitarse en el MUSAC hasta febrero de este año. Comisariada por Juan Vicente Aliaga y Patricia Mayayo, pretende hacer una revisión de la cuestión feminista en el escena artística española en las últimas décadas, tratando de aportar una nueva visión sobre esto.

La exposición tuvo en su criterio comisarial una preferencia temática frente a un orden cronológico, buscando así también romper con la tradicional clasificación por décadas, que en el caso español en concreto deja muchas lagunas históricas o genera una especie de ruptura irreal entre las creaciones de una década y la siguiente.

Habida cuenta de la dificultad para encauzar el discurso histórico-artístico en el contexto de España desde 1960, los comisarios han pretendido hacer del catálogo una continuación del discurso de la exposición, incluyendo nuevas visiones en torno a distintos temas.

Decía sobre la dificultad del discurso en el caso español teniendo en cuenta las vicisitudes históricas acaecidas desde el marco cronológico que se propone como inicio, 1960, con la muerte de Franco, el fin de la dictadura, el proceso conocido como Transición democrática, hasta casi una fecha tan reciente como 2010, apenas dos años antes de la muestra pública de esta exposición.

El catálogo se organiza en torno a distintos capítulos en los que varias autoras y autores reflexionan sobre las últimas décadas del arte feminista en España, comenzando con una cronología que sitúa de forma escueta pero clara la correspondencia entre lo que ocurría en la política y en la sociedad, y lo que pasaba en el plano artístico y de las instituciones ese mismo año.

El primero de los capítulos lo arranca Patricia Mayayo. En “Imaginando nuevas genealogías. Una mirada feminista a la historiografía del arte español contemporáneo” la autora realiza un recorrido cronológico por ese período entre 1960 y 2010. Se plasma aquí como necesaria la importancia de subrayar las genealogías para construir una tradición feminista en muchos casos olvidada conscientemente desde los discursos oficiales de la historia del arte español. Frente a ese feminismo que empezaba a llegar de fuera en los 80, especialmente el modelo anglosajón, Mayayo propone la necesidad de buscar una historia propia, que no necesite un refrendo constante de lo que ocurría en otros contextos. Es en la década de los 90 cuando realmente comienza a mostrarse una mayor permeabilidad en el mundo artístico español para los discursos feministas, surgiendo la primera hornada numéricamente significativa de artistas con un programa feminista explícito. Sin embargo, ¿qué raíces tienen estas artistas que durante los 90 se posicionan abiertamente en un discurso feminista? En España la falta de espíritu crítico para analizar la genealogía precedente ha generado una especie de ruptura generacional que realmente no se corresponde a la realidad (algo que trata de suplir esta “Genealogías feministas en el arte español 1960-2010”).

Mayayo recoge también una cita de Celia Amorós donde se defiende la necesidad de las genealogías para “recoger, seleccionar, antologizar, dar textura a la memoria crítica del feminismo, que ya de por sí es una tarea emancipatoria”. Como comisaria de la exposición, la autora defiende lo necesario de una exposición como esta que se guíe por un criterio temático y no cronológico y muestre la no filiación entre unas artistas y otras.

Juan Vicente Aliaga, el otro comisario de la muestra, realiza un recorrido por cada una de las salas que integran la exposición, y analiza lo que supone cada una, a modo de ejes de reflexión principales en el discurso feminista (violencia de género, maternidad, cuerpos como lugar para el placer, la división sexual del trabajo, la performatividad, o la tiranía de la belleza, etc). Se trata de un capítulo que ayuda a centrar el eje de la exposición para quién no acudiese a verla, y permite imaginar un recorrido mental a través de las distintas salas.

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Como ocurrió también durante la serie de conferencias celebradas en febrero en torno a la exposición entre MNCARS y MUSAC, algunas autoras recogen su ponencia en este catálogo. Es el caso de Olga Fernández, que realiza una aproximación al feminismo en los discursos expositivos desde los años 90, señalando la evolución desde las conocidas como “exposiciones de mujeres” a aquellos proyectos comisariados mucho más profundos y que intentan ahondar en el hilo histórico de la historia del arte feminista. Algunos hitos de este momento son “100%”, comisariada en 1993 por Mar Villaespesa, o “Territorios indefinidos” en 1995, comisariada por Isabel Tejeda.

Noemí de Haro se centra en el realismo crítico para plantear las imágenes de la opresión femenina; un punto de vista histórico que replantea aquella especie de iconos centrados en piedades o mujeres dulces de presos represaliados, para plantear que incluso en el arte antifranquista se reproducían determinados estereotipos, demasiado ocupados en la lucha contra el Régimen y con poca atención en cuestiones sobre la mujer.

Los 60 y los 70 son abordados por Isabel Tejeda en un capítulo en el que reflexiona sobre la necesidad de ver el arte producido por mujeres no tanto por su éxito público o comercial, sino por la actividad en sí, teniendo en cuenta que a pesar de tener una formación académica superior, se seguía considerando a las artistas mujeres como amateurs y su actividad como un pasatiempo. Muchas incluso abandonan sus carreras en pos de la de sus maridos o para el cuidado familiar.

Assumpta Bassas Vila centra su artículo en Cataluña durante los 60 y 70, y lo hace a través de un capítulo organizado en tres escenas: el encuentro entre Maria Aurèlia Capmany y Eulàlia; entre Mari Chordà y Sílvia Gubern; y la observación de una fotografía de Pilar Aymerich en las “Primeres Jornades Catalanes de la Dona”. A través de estos tres momentos hace un recorrido cronológico por la escena artística catalana durante la etapa de la Transición.

En “En torno a la generación de los noventa” Rocío de la Villa analiza qué ha ocurrido en esta década para que el discurso feminista se implantase con fuerza. El auge de artistas mujeres que trabajan la cuestión es grande, y el feminismo llega con fuerza y rapidez debido al retraso frente al modelo anglosajón. Sin embargo, esta falsa ilusión de que los 90 suponían la incorporación real de la mujer en el contexto artístico no fue tal, y los datos prueban este lastre aún en la actualidad.

El catálogo termina con un texto de Beatriz Preciado, “Occupy Sex. Notas desde la revolución feministapornopunk”. Es el texto más actual de todos los del catálogo, centrándose en los movimientos sociales de los últimos años, como Mujeres creando, PorNo PorSi, Pussy Riot o Femen, entre otros. Preciado reflexiona en torno a estas nuevas formas de rebelión y resistencia que se caracterizan por un uso disidente del cuerpo en el espacio urbano. Analiza también la importancia de internet para difundir, estructurar y organizar las acciones, y cómo la performance adquiere un valor nuevo en un contexto urbano y de rebelión social ante la crisis generalizada en Europa.

Este catálogo es algo más que un compendio de lo que se ha mostrado en la exposición. Hay una clara intención de ir más allá, de convertir el libro en objeto de reflexión, algo que tiene todo el sentido teniendo en cuenta el tema tratado. No se trata de hacer una recopilación de obras y artistas, sino que el marco mismo del proyecto curatorial se basaba en reflexionar sobre nuestra historia del arte reciente y su relación con el feminismo, y el libro intenta continuar con esta línea. Autoras y autores varios que plantean visiones distintas de momentos muy amplios; cincuenta años de prácticas artísticas en un contexto como el español que han sido recogidos en la muestra y en el catálogo. Desde unos inicios tempranos en los 60 hasta los últimos años, y el fantasma de la crisis actual que sobrecoge a Europa.

¿Qué tiene que decir el feminismo a todo esto? ¿Qué parte han jugado las prácticas artísticas en el desarrollo del pensamiento español durante las últimas décadas, especialmente en lo tocante a las mujeres? Tanto la exposición como el catálogo de “Genealogías feministas” son no un punto y final sino un punto de inicio para seguir repensando el arte, especialmente en un momento como el actual donde lo social está siendo desmantelado y los feminismos tienen mucho que decir aún.

 

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