Youssef El Maimouni, por Ángela Losa.
DIÁLOGO CON YOUSSEF EL MAIMOUNI
María Bueno
María Bueno. Danos unas breves pinceladas acerca de quién eres y a qué te dedicas. ¿Cómo llegaste al mundo cultural y de las letras?
Youssef El Maimouni. Cada vez que me requieren con una pregunta similar contesto de diferente manera. Creo que es debido a que me considero alguien que está en constante deconstrucción o así me gusta creerlo. Soy hijo de la diáspora, pero no fue hasta bien entrada la edad que fui consciente de mi condición de hijo de inmigrantes con todo lo que supone. Por suerte crecí en un pueblo, en un entorno y en un tiempo (el infantil) en que la clase social era una ecuación que unía, no importaba si eras de origen gallego, extremeño o marroquí; formábamos parte de una estructura humanista. En los noventa la cosa empezó a cambiar y los recelos y los bulos (tan presentes hoy en día) cobraron importancia de una manera peyorativa y sectaria: “los moros nos quitan el trabajo. Los moros se quedan con todas las becas y ayudas. Las moras limpian las casas sin cobrar prácticamente nada…” Un sinfín de retahílas racistoides que poco a poco te conducían a tomar conciencia o a empequeñecerte. Como adolescente o joven, no tenía clara mi identidad, no tenía referentes con quien dialogar, hilos que enhebrar. En España no me sentía (o no me dejaban sentirme) español y en Marruecos no me sentía marroquí. Por suerte, llegó un profesor que me hizo leer a Mohamed Chukri y aquello supuso una revelación. Recuerdo que al leer la trilogía del autor le comenté a un amigo que de mayor quería ser escritor a lo que él me respondió algo así: “no es un sueño fácil, pero cualquier cosa antes que conformista”. Suena a cierto aroma cinematográfico, pero a su vez para mí fue una losa o más bien una responsabilidad ya que me sumergí en la literatura (mis únicos dioses son los literarios) y no quise publicar o tratar de publicar hasta que realmente encontrase mi leitmotiv narrativo. Y no es otro, por otra parte, nada original, que abordar los márgenes de las identidades transfonterizas.
María Bueno. Eres un creador comprometido con los contextos a los que sientes que perteneces (territorios, comunidades, lenguas, estratos sociales, cultura…) y esto se refleja muy bien en los personajes femeninos que aparecen en tus dos novelas publicadas; “Cuando los montes caminen” y “Nadie salva a las rosas”, ¿nos explicas acerca de dichas mujeres ficticias y cómo se acercan a la realidad, a tu realidad cotidiana?
Youssef El Maimouni. Mi cosmovisión y sobre todo la que tiene que ver con la árabomusulmana es femenina. Todo lo que sé de mi cultura ancestral es gracias a mi madre, mi hermana, mis tías, mis abuelas, mis vecinas… Los hombres se dedicaban a otra cosa, a aquello tan mal entendido y conformista de “traer el pan a casa”. No me canso de reivindicar, aún cayendo en la trampa de generalizar, a las comunidades rurales marroquíes, que, a su vez, por razones obvias, devinieron la primera generación de la diáspora, como sociedades matriarcales.
Y mi compromiso es evidente y respetuoso. Tampoco me harto de repetir que la gran novela decolonial todavía está por escribir: qué sucedió con las “moras de Franco”. Se ha propagado por doquier la imagen peyorativa de “los moros de Franco”, todos ellos de carácter salvaje, mercenarios, hombres del saco, pero por qué se sigue silenciando el papel de la mujer marroquí durante la guerra civil. Qué sucedió con esas mujeres que creyendo que cruzaban el Estrecho para ser cocineras, enfermeras, asistentes, secretarias… las enclaustraron en prostíbulos y las obligaron a someterse. Y, en consecuencia, qué sucedió con todos esos embarazos que no pudieron abortar. Dónde fueron a parar esos niños y niñas no deseados.
Con mi primera novela, en la primera parte de la misma, la más literaria, sí que reflejo un entorno femenino: la madre, la hermana y la cuñada del protagonista y, por supuesto, Dada, quizás mi personaje favorito. Dada representa la africanidad de Marruecos y la lucha por los derechos sociales, en este caso la abolición de la esclavitud. En la segunda parte y en el resto de la novela, intencionadamente, adopto un tono masculino, ya que la Historia nos ha mostrado que todas las guerras las cometen los hombres.
En Nadie salva a las rosas, la segunda parte de la trilogía de la discriminación, me atrevo con una persona trans porque existe una similitud muy evidente con los inmigrantes forzosos: otros deciden por ti quién eres y cómo debes comportarte. Además de que nunca serás aceptado del todo. Siempre se nos considera hijos de inmigrantes, por la tanto extranjeros.
María Bueno. Entre los proyectos que has realizado ligados a la escritura, como son las lecturas grupales de tu primera novela, ¿cómo entiendes el acercamiento real a la historia del territorio español ligado a Marruecos, por ejemplo, desde miradas poliédricas; es decir, más feministas y justas?
Youssef El Maimouni. Sin pretender repetirme ni caer en obviedades, las guerras las cometen los hombres y es una cuestión que ha aparecido de forma recurrente tanto en las lecturas individuales, grupales, como en ciertas personas que se pusieron en contacto, (todas mujeres), que han incluido la novela en el corpus literario de algún trabajo universitario, tesinas o tesis. Es la primera novela publicada en España que narra la guerra civil desde la perspectiva de un joven marroquí; un chavalillo acostumbrado a vivir en un ambiente donde las mujeres son el motor de la sociedad, las que transmitían los valores y las que administraban el hogar. Es cierto que más de una lectora me ha reclamado que la novela o los personajes principales son mayoritariamente hombres. Las cuatro principales protagonistas mujeres aparecen principalmente en la primera parte y luego se mantienen como un recuerdo, un sueño despierto, pero era para incidir en un objetivo deseado: escribiendo una novela totalmente “masculina”, de señoros, estoy reivindicando el papel de la mujer en la sociedad.
María Bueno. ¿Nos hablas de la actual generación arabo-musulmana española del mundo de la cultura; crítica y dinámica, que viene a recordarnos la importancia de pensar en y desde la diversidad, al igual que lo es nuestra sociedad? Si me permites, pienso en Aïcha Josefa Trinidad y su activismo queer-amazigh-extremeño, las viñetas aparecidas en el New York Times de Nadia Hafid, el podcast La Guardia Mora o el club de lectura de Fatima El Bejjaji, entre otras.
Youssef El Maimouni. Aïcha Trinidad está tocada por “la mano de Dios” y ojalá el tiempo la sitúe en primera línea, estoy convencido de que así será. Nadia Hafid me hizo llorar con su primer cómic, El Buen padre, porque por fin alguien se atrevía a no buscar culpables, sino motivos, nada de dogmatismos superficiales. Nadia sabe tomar perfectamente el pulso a la sociedad y así también lo ha demostrado con su segundo cómic, Chacales. El podcast de la Guardia Mora capitaneado por Yasmina es el espacio de la narratividad en primera persona que siempre hemos necesitado los de origen magrebí, además de una enciclopedia popular. Y Fátima, Confines culturales, es de las personas más punk, más poliédricas y más comprometidas que he conocido, capaz de aunar todas las sensibilidades sin moralinas de por medio. Si el trabajo de divulgación que realiza lo hiciese un académic, ya hubiese recibido varios premios y reconocimientos.
Además, la misma pregunta que me realizas incluye la respuesta: no hay una manera única de ser arabomusulmana, de ser marroquí, o españolas con origen magrebí. Es totalmente diversa, plural, transcultural. Si le preguntamos a dos jóvenes, por separado, por qué llevan el velo la respuesta será diferente. Si le preguntamos a dos jóvenes por qué no lo llevan o por qué beben o no alcohol la respuesta será diferente. Por favor, que dejen de pensar en nosotros como fósiles. Aunque no lo parezca, en realidad no debería sorprendernos, somos una sociedad, la española, muy virgen de mente, y la cuestión de la inmigración es la prueba de ello. Países más jóvenes no paran de pasarnos la mano por la cara. Aquí apellidos racializados siguen considerándose extranjeros. No conozco a nadie que pronuncie mal Youtube, pero nadie acierta a la primera con la fonética de mi nombre.
María Bueno. Youssef, ¿entiendes que tu propia práctica ligada a la escritura establece una conexión con quien eres? Si es así, ¿piensas que el arte y la cultura es transformadora?
Youssef El Maimouni. Por supuesto que hay un componente político (no confundir con la política). No estoy en contra, aunque las aborrezca, de las novelas terapéuticas, de las novelas anoréxicas, del entretenimiento puro y duro, de las obras sin ideología, de las buenistas, o de las que pretenden cambiar el mundo blanqueándolo todo a lo Clint Eastwood. Entiendo que hay lectores para todo. En mi caso hay un compromiso con la memoria individual y colectiva, existe la intención de poner sobre la mesa cuestiones que se han quedado en los márgenes, que agiten al lector, que incomoden y hagan remover. Atreverse con temas que nadie antes los ha puesto negro sobre blanco. Cada vez que alguien me dice que mis novelas son muy duras me siento reconfortado porque hay una parte de mí que es pesimista, pero escribir me permite olvidarme de mí mismo. Y en ningún caso pretendo ser transformador; transformadora es mi hermana que trabaja en un hospital.
María Bueno. Referentes… Dos artistas.
Youssef El Maimouni. Safaa Erruas y Meryem Aboulouafa.
María Bueno.Un colectivo y propuesta.
Youssef El Maimouni. Elille Collectif y el podcast Machi Rojola.
María Bueno. Un evento que te haya marcado.
Youssef El Maimouni. Las lilas gnawa con las mokaddema liderando la liturgia.
María Bueno. Espacio cultural y tendencia artística.
Youssef El Maimouni. Cinema Rif y la nueva generación de fotógrafas que muestran un Marruecos alejado del orientalismo que nos inculcaron los europeos y norteamericanos.
María Bueno. Una película, libro, canción, comida y paisaje inspirador.
Youssef El Maimouni. Película: Adam, de Maryam Touzani. Libro: Libro de la opresión, de Khadija Menebhi. Canción: Hakmet lakdar, de Hasna El Becharia. Comida: la baisara de mi madre y degustada en su casa. Paisaje inspirador: el entorno de Dar el Louad, un lugar que no aparece en el mapa y de donde son mis abuelos, y el Amazonas.
María Bueno. ¿En qué tópicos, idealizaciones y estereotipos crees que caemos cuando abogamos por una diversidad e inclusión que, en el fondo, no se termina de materializar? ¿Cómo podemos desactivarlos?
Youssef El Maimouni. Es complejo y carecemos de varitas mágicas, pero básicamente es empezar a aceptar que las sociedades son mutables. Por supuesto que hay que mantener ciertas tradiciones, el respeto hacia ellas. Pero hay que reescribir la Historia. Los Reyes católicos no expulsaron a moros y judíos, expulsaron a habitantes de su misma geografía (España como nación todavía no existía) que llevaban siete siglos haciendo de la península el territorio más avanzado del mundo conocido por entonces. Por otra parte, hemos sido conformistas. Creímos que, con la multiculturalidad, con talleres de cocina y de henna y el folklore más superficial era suficiente para generar una sociedad constructiva y crítica. Incluso el modelo intercultural no es real ya que la relación de poder con las poblaciones minoritarias es limitadora. Yo abogo por la transculturalidad. No es suficiente que veamos a una persona racializada en la televisión, tenemos que aceptar que también es española sin discusión. Entiendo que el modelo transcultural pueda ser conflictivo en el Amazonas o con pueblos que no han entrado en contacto, pero aquí, que siempre ha sido un pueblo diverso, no aceptar la evidencia es de lerdos. Pero vamos, España siempre se ha llevado a matar con sus vecinos y consigo misma.
María Bueno. Desde la alianza feminista, ¿qué retos tienen por delante las compañeras de origen arabo-musulmán en el contexto cultural nacional? ¿Qué crees que facilita, a todas las personas creadoras, el acercarnos y unirnos?
Youssef El Maimouni. A las compañeras, por mucho que yo sea hijo de mi madre, hermano de mi hermana, padre de mi hija, no seré yo quién diga o insinúe cuáles son los retos, ellas lo tienen muy claro y no necesitan de mi opinión ni nada parecido a una aprobación. Hay propuestas que me resultan muy interesantes, aunque en muchos aspectos no comulgo, pero quién soy yo, desde mis privilegios, para juzgar o abrir la boca. Quizás la única cosa que me atrevo a decir, aún siendo muy evidente, es que cuanta más visibilidad tengan, cuanto más alcen la voz mucho mejor para la sociedad.
Acercarse y unirse es la esencia del arte. Aprender de quien tienes cerca sirve para construir relatos nuevos, más pluridisciplinares y críticos. Y entrar en debate, dudar, deconstruirse genera nuevas corrientes de pensamiento y amplia los márgenes, los confines.
María Bueno. ¿Nos adelantas algo de tus proyectos venideros?
Youssef El Maimouni. Tengo tres proyectos en marcha, pero que nadie se asuste, tardaré mucho en darles forma. Por lo pronto, quiero dejar de lado durante un tiempo La trilogía de la discriminación para escribir una novela que no me implique tanto emocionalmente. Estoy agotado. Es una sensación extraña: leo y escribo para olvidarme de mí mismo pero una vez las novelas aparecen publicadas cobra demasiada importancia mi persona y eso me tiene trastocado.
Para más información:
IG @youssef_el_maimou