CATACLISMO

LA ESPIGADORA. OÍDO COCINA: EL PRADO NO SE TOCA!

LA ESPIGADORA. OÍDO COCINA: EL PRADO NO SE TOCA!

Como las pinturas disciplinantes que se presentan en la primera mitad de la exposición Invitadas, en la rueda de prensa por streaming, Miguel Falomir y Carlos G. Navarro, director del Museo del Prado y comisario de la muestra, desde el primer momento salieron a la defensiva frente a “las feministas”, preocupados de antemano por el eco mediático tras su inauguración y por la operación buzoneo de protesta promovida desde esta revista ante la estrategia de difusión de esta exposición llevada a cabo por el Departamento de Comunicación del museo. Como se sabe, no hay mejor defensa que un ataque.

Miguel Falomir, con la mascarilla casi de gargantilla, nos descalificó tildándonos de militantes pero indocumentadas. Una periodista de larga trayectoria lo ha reflejado en su crónica en ABC: “un delirio”. Es decir, además de fanáticas e ignorantes, también locas, como en el XIX.

Y el muy decimonónico Carlos G. Navarro, desde su casa -ya que estaba en cuarentena de la COVID19-, incluso llegó a hacerse la víctima, insinuando que estaba siendo perseguido, aunque una vez instado a que concretara, rehuyó decir por quién o por quiénes.

La rueda de prensa estuvo perfectamente controlada, se seleccionó a los periodistas y críticos que podían asistir, excluyendo a otros. También se controló los comentarios bajo el streaming, dejando participar solo a los palmeros, cuyos elogios iban saliendo casi tras cada frase de la muy extensa intervención del comisario. Y todos esos elogios llegaron prontos a las redes sociales. Mientras, se multiplicaban los comentarios detractores en la web de m-arteyculturavisual y por supuesto, también se repetían en las redes sociales.

Una pequeña campaña orquestada desde el Departamento de Comunicación que dirige el dircom del Museo del Prado Carlos Chaguaceda, habituado a estas guerrillas sucias durante su cargo como director de la Oficina de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid en el periodo Cifuentes, de triste recuerdo. Aunque ahora en la web del Museo del Prado se intente tapar esos años de su curriculum, como se reflejó y todavía puede comprobarse en las webs de numerosos medios, en 2015 le fichó la propia Cifuentes creando para él esa Oficina, que dependía directamente de Presidencia, a la que lógicamente también ayudaba en su estrategia de comunicación. El único cargo relacionado con cultura antes de su nombramiento en 2018 como responsable del Departamento de Comunicación de nuestro principal Museo nacional. Pero con gran experiencia en medios económicos (Expansión, Gaceta de los Negocios, jefe de la sección de economía en Antena 3), posteriormente fue director de comunicación de Coca Cola hasta 2013 y presidente de su Instituto de la Felicidad, y Dircom de la Asociación Española de la Industria Eléctrica (Unesa), de la patronal de las eléctricas, antes y después de su etapa con Cifuentes.

En la España democrática del siglo XXI nos parece aceptable que una alta institución cultural sea puesta en tela de juicio en el extranjero, en esos países que denominamos “de nuestro entorno”. De hecho, las críticas a museos -como el Metropolitan y el MoMA y fundaciones como la Gugggenheim- forman parte del relato en los manuales de la historia del arte del siglo XX y XXI. Pero el Museo del Prado no puede ser objeto de críticas, porque aquí somos así de casposos y seguimos como si estuviéramos en el siglo XIX.

Oído cocina: el Prado no se toca!

Introduce tu comentario

Por favor, introduce tu nombre

Debes introducir tu nombre

Por favor, introduce una dirección de e-mail válida

Debes introducir una dirección de e-mail

Por favor, introduce tu mensaje

MAV Mujeres en las Artes Visuales © 2024 Todos los derechos reservados


Diseñado por ITCHY para m-arte y cultura visual