CATACLISMO

UNA KORAI NEGRA EN LA GRAN MANZANA

Simone Leigh, Brick House, 2019

 

UNA KORAI NEGRA EN LA GRAN MANZANA
Marta Mantecón

Sostiene Audre Lorde que las mujeres negras han sido siempre muy visibles pero, a la vez, se volvían invisibles a causa de la despersonalización del racismo, especialmente cuando has nacido en «una sociedad de arraigados desdén y aversión hacia todo lo que sea negro y femenino». Es evidente que el canon “occidental”, obstinadamente centrado en la promoción de un mismo tipo de sujeto construido desde una pretendida supremacía de género, raza, clase y especie, ha impedido que otras subjetividades penetraran en la esfera pública, sobre todo en un contexto dominado por el pensamiento colonial y capitalista.

Simone Leigh, Brick House, 2019

Una escultura de gran formato de la artista afroamericana Simone Leigh irrumpía este verano en el espacio público neoyorquino, proporcionando un imaginario alternativo desde la narración en primera persona. Se trata de Brick House (Casa de Ladrillo), un busto de bronce de unos cinco metros de altura que representa una mujer negra sin ojos, con un peinado afro y un torso que se asemeja a una casa de arcilla. Es la primera pieza monumental producida para el nuevo espacio dedicado al arte contemporáneo en High Line, un parque elevado sobre unas antiguas vías de tren en el centro de Nueva York, donde permanecerá expuesta durante 18 meses, desde junio de 2019 hasta septiembre de 2020, tras haber sido seleccionada entre una docena de propuestas bajo el comisariado de Cecilia Alemani. Esta iniciativa es similar a la del llamado Cuarto Plinto de Trafalgar Square en Londres, un pedestal vacío que desde 1999 incorpora obras de artistas como Rachel Whiteread (2001), Katharina Fritsch (2013-2015) o Heather Phillipson para 2020.

La escultura de Simone Leigh es parte de una serie donde la artista explora la anatomía de la arquitectura, combinando el cuerpo humano con elementos inspirados en las construcciones de los Batammaliba de Benin y Togo, donde la arquitectura se plantea como una metáfora corporal, o los llamados tolek de los Musgum de Camerún y Chad, unas viviendas en forma de cúpula fabricadas con una mezcla de tierra, hierba y estiércol animal.

Vivienda Batammaliba
Tolek Musgum
Mammy’s Cupboard, Natchez, Mississippi

Otra de sus referencias ha sido el restaurante de carretera Mammy’s Cupboard, situado cerca de Natchez en Mississippi, construido en 1940 con la forma de una mujer que representaba el arquetipo racista de la trabajadora doméstica negra, tomando como punto de partida el personaje de Mammy de la película Gone with the Wind (Lo que el viento se llevó) de Victor Flemming o la novela Uncle Tom’s Cabin (La cabaña del tío Tom) de Harriet Beecher Stowe.

 

Simone Leigh modelando Brick House

El proceso de realización de la escultura empezó con una pequeña maqueta de cerámica que luego modeló con dos toneladas de barro procedente de la misma cantera francesa que utilizaba el escultor Auguste Rodin. Después se fabricó el correspondiente molde de yeso para finalmente fundir la pieza en bronce. Su poderosa presencia desde lo alto contrasta con los rascacielos de la Gran Manzana, generando una tensión dialéctica entre tradición y modernidad, entre la arquitectura sostenible y un futuro mediado por las nuevas tecnologías.

Su título hace referencia a la fuerza, resistencia e integridad de las mujeres negras, instando a una reflexión sobre la construcción de la subjetividad femenina racializada y reivindicando su visibilidad frente a la escasa presencia de referentes femeninos de la cultura afroamericana en el espacio público neoyorquino, que no se inició hasta 2008 con la escultura de la abolicionista Harriet Tubman realizada por la artista Alison Saar en Harlem, conocida como Swing Low.

Alison Saar, Harriet Tubman Memorial, 2008. Harlem, Nueva York

El parecido de la escultura de Simone Leigh con una korai griega invita a cuestionar el canon que Occidente ha validado como universal y la mirada colonial que todavía prevalece en nuestro contexto, subrayando la necesidad de tomar consciencia sobre nuestros privilegios y desaprender determinadas ideas y comportamientos que han generado diferentes formas de exclusión y violencia.

Kara Walker, A subtletly or the Marvelous Sugar Baby, 2014

El antecedente más inmediato de este trabajo es la propuesta que la artista Kara Walker llevó a cabo en la refinería de azúcar Domino en Brooklyn en 2014. Se trataba de una esfinge construida con azúcar blanco que representaba una mujer negra de más de veinte metros de largo y diez de alto, bajo el título A subtletly or the Marvelous Sugar Baby. La figura reproducía los estereotipos raciales que la cultura occidental asocia a la negritud, incorporando una reflexión sobre la esclavitud y la violencia racial y sexual en Estados Unidos.

Nona Faustine, Reconstructions, 2013

Simone Leigh, artista nacida en Chicago y afincada en Nueva York, se suma así al trabajo de un buen número de creadoras afroamericanas que han abordado la identidad negra en el contexto americano, reivindicando una voz propia que subvierta el discurso canónico para generar nuevos espacios de autodesignación, como la propia Kara Walker o Nona Faustine, Ayana V. Jackson, Julie Mehretu, Lorna Simpson, Carrie Mae Weems, Adrian Piper, Howardena Pindell, Faith Ringgold, Betye Saar, Elizabeth Catlett o la propia Victoria Santa Cruz desde otra latitud.

Victoria Santa Cruz, Me gritaron negra, 1978

 

Más información:
https://www.thehighline.org/art

 

 

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