CATACLISMO

UN SILENCIO MALVA DE LAURA TORRADO

UN SILENCIO MALVA DE LAURA TORRADO.
HOSPITALIDAD, CREATIVIDAD, AFECTIVIDAD.
UNA RELECTURA DEL MITO DEMÉTER / PERSÉFONE / CORE
Ana Martínez-Collado

Acción poética Un silencio malva (2019), de Laura Torrado, impulsada por la hospitalidad –“la definición mínima de la humanidad (…) es precisamente su capacidad de hospitalidad” escribía Julia Kristeva[1]– y el deseo de afectar –“Los afectos se refieren a las capacidades corporales de afectar y de ser afectado o al incremento o disminución de la capacidad de un cuerpo para actuar, captar y conectarse”[2].

Hospitalidad, abrir la puerta, dar acceso al interior de su espacio creativo, la representación de la acción poética, el tiempo de la performance, en el que más allá del objeto, de la instalación, de la fotografía y el vídeo –en realidad, un paso más allá de este último–, pero con todos los demás presentes en la sala; Laura Torrado nos invita a entrar en el mismo escenario, a participar de él, a sentir el susurro del lenguaje, el contacto con la piel de las actrices, el cruce de las miradas, la ejecución de la escena, en la que tanto la autora, las actrices, los espectadores, participamos del mismo tiempo y espacio. Habitamos así en su poética representación de un silencio malva –instante, tiempo previo y espacio de transición– en el que el cuerpo se ofrece.

Esta propuesta concebida para la galería Freijo, parte del proyecto poético teatral realizado en 2018, Eleusis. Ritual de amor, vida y muerte. La acción poética hace presente una historia lejana evocada a través del discurso creativo/poético –escrito por la artista–, y representada por las actrices. Retomar, recrear una posibilidad de aquellos misterios Eleusinos, uno de los ritos griegos más misteriosos, en el que sus participantes a través de liturgias se preparaban para acceder, tras la muerte, a las tinieblas profundas. Misterios que encarnan el ritual del renacer, del paso del tiempo, de las estaciones y del ciclo de la vida. Instaurados en Eleusis en honor a Deméter, diosa de la agricultura, quien acudió allí buscando a su hija Perséfone, raptada por su amante Hades y a la que este, instado por Zeus, le permitió regresar cada otoño a pasar una temporada con su madre.

¿Qué sentían estas mujeres –Deméter, Perséfone/Core, personajes diferentes, pero también personalidades de una misma, quizás desdobladas– apremiadas a vivir su experiencia sentimental –los lazos de amor y parentesco interrumpido, la soledad, la cólera y la felicidad del reencuentro– y quiénes, al mismo tiempo, eran las que ofrecían a la humanidad una posibilidad para entender y sobrellevar el ciclo de la vida, las contradicciones de la existencia?

La acción poética nos invita, nos acoge en la experiencia de la tragedia, del drama, afectando nuestros sentidos y emociones. Aquello que no nos conmueve no causa efecto. Sentimos, nos ponemos en la piel, nos emocionamos con una historia trágica de amor/eros, sexualidad, deseo, posesión y negociación entre una madre que tiene una hija y una hija que es madre –el ciclo vital de los roles que se repite interminable– y cuya encarnación simultánea produce fricciones. Amor rodeado de otro amor propio de los amantes protagonistas masculinos –en este caso ausentes– que no está fuera de la contradicción amor/odio.

Resuena detrás de su propuesta la subversión de las identidades de género derivadas del post-estructuralismo de autoras como Hélene Cixous[3], Julia Kristeva[4] o Luce Irigaray[5], quienes proponen distintas rupturas con el orden simbólico establecido para reivindicar, desde el cuerpo, un espacio de diferencia con el cual afrontar los dualismos. Se abren así las posibilidades de un lenguaje creativo que no está inscrito en las posiciones binarias de los géneros, procede del cuerpo y de su carácter “performativo” defendido por Judith Butler[6], que no constituye una identidad unívoca y universal y, por lo tanto, puede ser repensado.

El concepto de lo maternal se evidencia en el tema expuesto en la representación, pero alejado del tópico, de cualquier determinismo biológico o esencialista, y más cercano a la potencia de lo matricial. No son evocaciones en el orden establecido del lenguaje que lo mitifica, lo fantasea y lo hace suyo. “Invoca –como sugiere Griselda Pollock– a una dimensión de subjetividad” que coexiste y, al tiempo, modifica la del logos. Una dimensión “en la cual el sujeto es frágil, susceptible y compasivo con el otro desconocido que, sin embargo, es un compañero en la situación, pero un compañero en la diferencia”[7]. Un análisis de lo matricial que recupera las propuestas del repensar lo femenino, el arte y lo estético de Bracha L. Ettinger en The Matrixial Gaze (1995)[8], en la que proponía un concepto de trans-subjetividad, asociada a la idea de matriz y metamorfosis. Se opone a una mirada fija o a un centro, defendiendo aquella que escapara de los límites, de los márgenes, de los umbrales concebidos, para permitir al ser transgredidos o disueltos continuamente, la creación de unos nuevos modelos de subjetividad y de los procesos estéticos.

La reivindicación de esta mirada matricial le lleva a Ettinger a reflexionar sobre lo femenino desde los términos del complejo de Deméter/Perséfone, lo que conlleva pensar los conflictos de la maternidad y el eros, como una subjetividad materno-matricial inherentes a la estructura del sujeto (ya sea mujer u hombre), y que potencia la posibilidad de trayectorias de diferenciación producidas mediante una no división. Un pensamiento que como sugiere, ofrece herramientas para “luchar contra las leyes que se apropian del cuerpo femenino y se apoyan en la censura, el tabú, la vergüenza, la culpa y el silenciamiento de las mujeres”[9].

Lo matricial, puede ser pensado desde aquí como una lógica de la subjetividad que determina una implicación pública. Unas nuevas capacidades, como señala Pollock, “para la ética: la hospitalidad y la compasión por el otro en su alteridad y en mi propia alteridad”, que hacen posible reformular “la estética” y el encuentro “creado en el arte entre el artista y el espectador”[10].

Acompañando la acción poética destacan algunas de las obras de la serie, Vida Suspendida (2010-2012), fotografías cuidadosamente construidas al modo de las vanitas barrocas, en las que aludiendo al tiempo fugitivo conviven la belleza y la muerte, la luz y la oscuridad. Son vanitas cotidianas –cenizas, cuerpo, palabras, flores, hojas– del imaginario estético de la artista. Alusión al impulso de Eros y Tanatos, como pulsión de vida y de muerte, que reafirman el universo conceptual y sensorial puesto en escena en Un silencio malva, como ese tiempo/espacio de transitoriedad, transformación constante del cuerpo y de la experiencia. Imágenes que refuerzan el compromiso declarado de Laura Torrado con el acto creativo, con la importancia del arte como elemento esencial de transformación y emancipación social.

En la escena propuesta por Laura Torrado, la experiencia estética está abierta a los espacios discursivos y sensoriales que crean los contrarios –desde la belleza a lo sublime–. Una propuesta inquietante de un mirar diferente.

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Notas:

[1] Kristeva, Julia (1998). El porvenir de una revuelta. Barcelona: Seix Barral, p. 98.

[2] Ticineto Clough, Patricia y Halley, Jean (2007). The Affective Turn: Theorizing the Social. Durham: Duke University Press, 2007, p. 2.

[3] Cixous, Hélène (1979). La risa de la medusa. Ensayos sobre la escritura. Barcelona: Antrophos, 1995.

[4] Kristeva, Julia (1974). Revolutión in Poetic Language. Trad. Margaret Waller. Nueva York: Columbia UP, 1984.

[5] Irigaray, Luce (1974). Espéculo de la otra mujer. Madrid: Akal, 2007.

[6] Butler, Judith (1990). El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Barcelona: Paidós, 2007.

[7] Pollock, Griselda (2009). “Mother Trouble: The Maternal-Feminine in Phallic and Feminist Theory in Relation to Bracha Ettinger’s Elaboration of Matrixial Ethics/Aesthetics”. Studies in the Maternal, 1 (1), p. 6.

[8] Ettinger, Bracha L. (1994). The Matrixial Gaze. Leeds: Leeds University, 1995.

[9] Ettinger, Bracha L. (2014). “Demeter-Persephone Complex, Entangled Aerials of the Psyche, and Sylvia Plath”. ESC 40.1, p. 130.

[10] Pollock, Griselda (2009). “Mother Trouble: The Maternal-Feminine in Phallic and Feminist Theory in Relation to Bracha Ettinger’s Elaboration of Matrixial Ethics/Aesthetics”, op. cit., p. 10.

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Laura Torrado, Un silencio malva. Acción Poética, Galería Freijo, Madrid. 19 de marzo de 2019.

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