CATACLISMO

ENTREVISTA A LA ILUSTRADORA MARÍA MONTES SUEIRO

ENTREVISTA A LA ILUSTRADORA MARÍA MONTES SUEIRO
Cristina Riveiro

¿Qué te hizo entrar en este arte? ¿Cuál fue ese momento en el que pensaste “quiero ser ilustradora”?

Cuando terminé el instituto y tuve que hacer la lista de carreras en las que quería matricularme tras la selectividad, además de Biología (por la que finalmente opté) y otras carreras de ciencias, en la última opción estaba Bellas Artes. Sabía que no iba a cursarla, pero de todas formas lo hice constar en el papel. Todo el mundo me la desaconsejaba porque decía que no tenía salida profesional. Una vez que terminé la carrera y el máster y tuve opción de hacer lo que me gustaba, me matriculé en Ilustración para poder hacer mis dibujos de una forma profesional. Me gustaban los álbumes ilustrados, alucinaba con las texturas de los acabados digitales y sabía que quería conocer las técnicas, pero no fue hasta que vi que mis trabajos le gustaban a la gente cuando pensé en par de años más tarde, que podría dedicarme a ello un poco más en serio, y de eso hace muy poquito. Tiene gracia, porque conseguí antes trabajo en ilustración que como bióloga.

¿Recuerdas tu primera ilustración? ¿Qué te movió a hacerla?

Sí, una de las primeras era un personaje femenino con el pelo naranja sobre un flamenco azul. Supongo que entonces no estaba tan preocupada por qué era lo que estaba contando con ello, eran dibujos fantasiosos y dibujaba por diversión. Cuando me matriculé en Ilustración y conocí trabajos de otros autores fue cuando realmente fui consciente de lo que es ser ilustradora y de la importancia de cómo disponer las figuras o los colores en la página, o de cómo puede definirte lo que quieres contar.

Muchos artistas dibujan cuerpos, formas, motivos florales… ¿qué dicen tus ilustraciones?

Esa es una pregunta que me hago muchas veces. En cierto modo me “molesta” no tener una temática concreta, o no definida. A veces veo el trabajo de otras personas, que por ejemplo solo ilustran animales, o edificios, o personas, y además de tener un estilo fácilmente reconocible, unifican y armonizan gracias a la temática. Yo tengo que reconocer que ilustro desde mis vivencias, de las personas que me nutren… A veces viene de un sueño, de algo que me han dicho, de algo que me sugiere un poema, de una canción. Otras veces simplemente son estéticas. Me han llegado a decir que un dibujo es muy bonito, pero que no lo entienden. Supongo que ahí es cuando entra lo “demasiado personal”, pero creo que no sabría separarlo. Sé que hay temas importantes sobre los que ilustrar, temas políticos o de interés comunitario, o mundial, y muchas veces me gustaría atreverme.

¿Es duro el posicionamiento de una ilustradora en el panorama nacional?

Es muy duro por muchos motivos. Uno de de ellos es la oferta, hay muchísima gente que ilustra, sobre todo en los últimos años, no solo tienes que hacerlo bien, tienes que ofrecer algo diferente.

Las redes sociales son una herramienta genial para poder llegar a todo el mundo y es una suerte que ahora podamos intentar al menos encontrar nuestro público (creo que todo el mundo tiene el suyo), pero a la vez son muy exigentes, hay que estar muy presente.

Algunas de las ilustradoras más conocidas reconocen muchas veces que el número de seguidores no significa tanto en realidad, que no por tener miles de personas siguiéndote en Instagram significa que ganes más dinero, pero la visibilidad es importante. Hay que dedicarle muchas horas, invertir mucho tiempo y ser muy constante. Es una carrera de fondo en la que si tienes todos los ingredientes puedes tener suerte, pero eso tampoco asegura nada.

¿Qué es exactamente triunfar? Supongo que depende de cómo te lo plantees y cuáles sean tus objetivos, pero para mí sería que lejos de ser esclavo de un personaje en concreto, o de un estilo, o de una técnica, cualquiera de tus obras tuviese «algo» que sea imposible de definir, pero que a la vez sea lo que la hace única y que la gente quiera llevársela para casa.

Creo que otro motivo fundamental es que falta mucha educación sobre qué es ilustración. Tenemos que echar abajo tópicos sobre los dibujantes, y que la gente se lo tome come como un oficio serio, que lo es y mucho, y no todo el mundo puede hacerlo. Porque todos necesitamos humor, todos necesitamos que nos informen, todos necesitamos de las imágenes para nutrirnos, y todos necesitamos del arte para ser felices, y eso tiene un valor. Yo he llegado a sentirme culpable muchas veces por cobrar por lo que hago, y eso me parece casi lo más grave de toda la cadena. Cuando la cultura y el arte se saneen, el camino será más sencillo, o eso espero.

Siendo joven y mujer, ¿crees que esto te ha supuesto un impedimento o por el contrario ha sido un añadido para mostrar tu obra en algunos ámbitos? ¿Cómo ves la situación de la mujer en el mundo del arte en general?

Particularmente no me he encontrado con ningún impedimento, pero también es cierto que estoy empezando y he tenido la suerte de que mi experiencia editorial ha sido muy buena en ese sentido. Con unos editores que se autodefinen como feministas y predican con el ejemplo, que apuestan por autoras preferentemente y dando oportunidades a los nuevos valores y confiando en gente que no tenía ningún trabajo de ilustración previo. Eso me parece destacable y muy positivo. A veces vemos cómo hay ciertas editoriales que publican trabajos siempre del mismo ilustrador en lugar de apostar por autores nuevos, y aunque creo que es un sueño para un ilustrador que una editorial cuente contigo para trabajar de forma habitual, también es responsabilidad del ilustrador seguir trabajando, mejorando y ofrecer cosas “nuevas” a su público y a los editores. A veces me da un poco de rabia cuando veo trabajos espectaculares de gente que no tiene el reconocimiento que se merece, y nunca ha publicado.

Ojalá pueda seguir haciendo algunas cosas en el mundo de la ilustración y siga sin encontrarme esos impedimentos, pero quizá yo no sea el mejor ejemplo para contestar a esta pregunta y haya visiones más realistas de otras compañeras.

Tus trabajos, ¿hablan por si mismos?, ¿tienen algún mensaje?

Aunque en principio son bastante personales, y hay mucho de mis vivencias en ellos, a medida que voy aprendiendo sobre mí, y me voy focalizando en otras cosas, también van cambiando. Ahora dibujo muchas mujeres y aunque también reconozco que los movimientos feministas de los últimos años han tenido mucho peso en esos cambios, se está convirtiendo en una necesidad de exploración y autoconocimiento. No sé si tienen un mensaje en concreto, pero supongo que, en cualquier caso me gustaría que fuesen entendidos como un instante de amor, de magia, una chispita… aunque es cierto que sí me gustaría hacer cosas con más contenido.

¿Cuál crees que es el feedback por parte de la gente cuando ve tu obra?

Para mí ha sido muy positivo. Me hace mucha ilusión cuando alguien comparte alguno de mis trabajo, o me dice que le han regalado alguno de mis dibujos y los tiene acompañándole en lugar en el que trabaja y le sirve de inspiración. Vivo cada mensaje como una inyección de ánimo y me hace muy feliz, que es de lo que se trata este trabajo para mí, una ilusión contagiosa. Ver un dibujo y que la idea te transmita, y sientas ese “oh!” instantáneo, mágico y tan especial, como a mí me pasa con mis ilustradores favoritos. Eso es lo que me gustaría conseguir, y así me gustaría ilustrar.

¿Cuál ha sido tu mayor logro? ¿Y tu mayor sueño que aún no se ha producido?

Publicar mi primer libro infantil ilustrado con la editorial gallega Urco, una redición de “A Brétema”, de María Victoria Moreno, la autora homenajeada en el día de las Letras Gallegas 2018. Mi mayor sueño sería un proyecto de libro o álbum ilustrado en el que poder trabajar con tiempo para pensar y disfrutar del proceso.

Rodeada de lápices de colores, con un té humeante cerca, en silencio, con tu música sonando a ras del aire… ¿cómo es tu momento a la hora de crear?

Lo único seguro en mi momento a la hora de crear es el café. Para todo lo demás no tengo demasiadas exigencias. Me gusta mucho trabajar en silencio, me ayuda a concentrarme, la música es más para cuando toca colorear porque me despisto fácilmente y siempre termino cantando. Trabajo en mi habitación, y cuando no hace mucho calor, ni mucho frío en el ático de la casa, donde he puesto un montón de esas lucecitas blancas Cuando me acuerdo me gusta encender un poco de incienso.

Tres palabras que definan tus creaciones…

Intimidad, sensibilidad, ensoñación (¿ternura? Las he preguntado…).

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