CATACLISMO

SOFT FICTION

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SOFT FICTION. POLÍTICAS VISUALES DE LA EMOCIONALIDAD Y EL DESEO. UN HOMENAJE AL CINE DE CHICK STRAND
Rocío de la Villa

Como ocurre en otras disciplinas, el cine documental escarba en obras y autores de la década de 1970 para confirmar líneas de trabajo vigentes en la actualidad. Fruto de un largo proyecto orquestado por Virginia Villaplana bajo su poética de la mediabiografía e iniciado en 2007 en colaboración con consonni, con el desarrollo de varias iniciativas (taller, ciclo de cine, exposición y coloquios), el volumen colectivo Soft Fiction puede leerse como un homenaje a la cineasta Chick Strand, o bien como un compendio de textos de cineastas en activo comprometidas políticamente, y finalmente como un conjunto de propuestas a modo de renovación de estrategias feministas en las narrativas del deseo. Por lo que no es casual que esta antología de ensayos y relatos se cierre con el texto “Deseo y placer” de Gilles Deleuze, aludido por varias entre estas páginas. En definitiva, un proyecto que inscribe sus señas de identidad en el contracine feminista y las prácticas queerfeministas de la visualidad.

En cuanto homenaje póstumo a Chick Strand (San Francisco, 1931-2009), Juan Antonio Suárez y Paula Rabinowitz se encargan de perfilar la figura y la obra de esta pionera en el cine experimental poco conocida y programada, y su polémico film Soft Fiction (1979), que da nombre a este volumen con su ambigüedad semántica: entre el documental y la ficción, y el cine porno hard-core y la indagación sobre el deseo. Como bien desgrana Suárez, la carrera de Strand, emparentada por generación y poética visual sobre el cuerpo y la sexualidad con Barbara Hammer, Carolee Schneemann o Barbara Rubin, sirve de puente entre Maya Deren, Shirley Clarke, Storm de Hirsch o Marie Menken, y el cine etnográfico de Juan Downey o Trinh T. Minh-ha. Formada como antropóloga en Berkeley, su obra combina la etnografía, el documental, el cine poético-lírico característico del underground y el cine reciclado. Una perspectiva etnográfica que prefiere detenerse en gestos y primeros planos, disolviendo la separación entre observador y observado también gracias a frecuentes asincronías entre lo visual y lo auditivo son características de su trabajo.

El film Soft Fiction (b/n, 16 mm, 54 min.) recoge cinco relatos de mujeres del entorno de la cineasta (entre las que se encuentran Sontag, la coreógrafa, cineasta y performer Anna Halprin, y la crítica de cine Beverle Houston). Los monólogos, a modo de confesiones de secretos, rememoran experiencias íntimas y complejas de índole sexual. Algunas (incesto, mamadas, adicción emocional…) claramente identificadas con la victimización de la mujer por el patriarcado según el feminismo de la época, pero a las que la narrativa poética y entrecortada que entrevera lo trágico y lo cómico de Soft Fiction les da la vuelta. Tal como dice Strand, en esta “antropología de mujeres”, todos sus “informantes”, asumen “la responsabilidad de haber tenido la experiencia. No es que asuman la responsabilidad de que haya sucedido la experiencia, sino de “haberla tenido”. Strand también aseguraba que “la parte más increíble de hacer la película fue mi relación con las mujeres cuando hablaban y estaban frente a la cámara, y hacerlo sabiendo el resultado, sabiendo que iban a estar en aquella gran pantalla y que mucha gente, extraños, las verían… que ellas lo contaran frente a la cámara funcionó como un exorcismo”. Exorcismos que hoy, bajo perspectivas queerfeministas, se entienden como narrativas y políticas de empoderamiento.

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Para completar las estrategias fílmicas de este tipo de narrativas políticamente comprometidas, como el desmontaje, la imagen de apropiación, la ficcionalización de la puesta en escena y la postproducción, según Virginia Villaplana, transitando por la relación entre los saberes sociales y el género, la clase, la raza y la resistencia cotidiana, se aportan textos de las artistas y teóricas Angela Melitopoulos, Hito Steyerl, Habiba Djahnine, Marina Gržinić, Sandra Schäfer, Montse Romaní, María Ruido e Itziar Ziga, y una entrevista al grupo Medeak.

El último bloque está dedicado a una serie de relatos visuales/textuales sobre el deseo a partir del taller de mediabiografía, firmados por Ainhoa Güemes Moreno, Eduardo Hurtado, Maider Zilbeti, Manu Arregui, Saioa Olmo y Susana Talayero. A los que se suman los relatos de ficción de María Díaz Merlo & Fefa Vila Núñez, R. Lucas Platero, Julia Morandeira, Nataša Sukič y Sayak Valencia. Narrativas queer de cuerpos, recuerdos, sexos, deseo…

Virginia Villaplana Ruiz, ed., Soft Fiction. Políticas visuales de la emocionalidad y el deseo. Un homenaje al cine de Chick Strand, Consonni, Bilbao, 2015. 318 páginas.

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