CATACLISMO

HOMENAJE DE NORESTE A LAS HEROÍNAS DE VANGUARDIA

1 Noreste otoñoPrimer cartel lírico del Noreste, otoño 1932

 

HOMENAJE DE NORESTE A LAS HEROÍNAS DE VANGUARDIA
Chus Tudelilla

El escritor aragonés Ildefonso Manuel Gil recordó en la edición facsímil de la revista Noreste su encuentro con Tomás Seral y Casas en Zaragoza, el 8 de julio de 1932. Tras las presentaciones, Seral le manifestó la necesidad urgente de editar una revista literaria con el ánimo de romper la atonía cultural de la ciudad. Al día siguiente, después de trazar el plan de la revista a la que llamarían Noreste, ambos salieron con la escritora Maruja Falena a pasar la tarde en un merendero popular al aire libre. Maruja Falena se presentó vestida muy elegante con una enorme pamela que causó auténtica sensación cuando entraron en la pista de baile. Ya sentados, Maruja enseñó a Ildefonso fotografías de su perro-lobo, que ladraba furiosamente a los niños vestidos de primera comunión; Seral no tenía dudas de que era un perro surrealista. Y a continuación, tal como habían previsto, solicitaron a la escritora su colaboración en la futura revista con algunos poemas. Maruja Falena abrió su bolso y sacó varias cuartillas escritas, y allí mismo eligieron dos poemas (“El principio”, variación poemática de “El principio” de Tagore, y “¡Soy… lo que no soy!”), primeros originales del Primer cartel lírico del Noreste, que apareció en otoño de 1932, editado por Tomás Seral y Casas, Ildefonso Manuel Gil y Antonio Cano.

2 FalenaFederico Comps, Maruja Falena, 1935

De Maruja Falena, cuyo verdadero nombre era María Ferrer, apenas se sabe nada más allá de la relación cómplice que mantuvo con Tomás Seral y Casas, y con el grupo de amigos que estrecharon su amistad en torno a iniciativas culturales que Seral alentó en Zaragoza, como la revista Noreste. De cualquier modo, el poema “¡Soy… lo que no soy!” es su mejor autorretrato:

Soy pobre falena con el ala rota,
que inestable y feble, por el aire flota.
Caña sin azúcar, colmena sin miel;
soy de jugo amargo, de exprimida hiel.
Zarzal espinoso que no tiene flores,
nido del que huyeron greguescos cantores.
Soy árbol sin savia, que no cría fruta;
invernada triste, que todo lo enluta.
Campana sin voz, arpa sin cordaje,
surtidor sin linfa, mar sin oleaje.
Amustiada rosa que perdió fragancia,
candela apagada de fúnebre estancia.
¡Soy lo que no soy!
porque soy incierta,
soy arcilla viva con el alma muerta.

Nuevos poemas de Maruja Falena, “Ingerencia”, “Punto y aparte”, y “Rumbos”, se publican, respectivamente, en el SegundoTercer Cuarto Cartel lírico del Noreste, aparecidos con las estaciones de invierno, primavera, y verano-otoño de 1933. Junto a la participación activa de Falena en el proyecto de Noreste, el núm. 3 de la revista incluye el artículo de Marín Sancho sobre la poesía popular de dos poetisas del Bajo Aragón, de finales del XIX: “la tía Chorla” y “la tía Candila”; naturales ambas de Alborge, pueblo cerca de Sástago, rivalizaban en la escritura de coplas para las rondas y en inventar dichos que las gentes repetían y los ciegos difundían entre sus romances. En la sección de revistas recibidas del Cuarto Cartel, Seral comenta Mundo femenino que, aunque tiene mucho por hacer, está exenta del tono cursi que suele caracterizar a las revistas colectivas de mujeres de entonces. “Aun no siendo todo, ya es algo”, sostiene.

El interés de Seral por las artes plásticas le animó a cambiar el título de la revista, que pasó a denominarse, del núm. 5 hasta el núm. 7, Cartel de Letras y Artes del Noreste, en cuya edición contó con la colaboración de Raimundo Gaspar. Y conforme la revista avanzaba en su trayectoria, las obras realizadas por las mujeres tenían mayor presencia. En el Quinto Cartel Carmen Conde publica el poema “Distancia”, y en la sección de Actividades se anuncia la próxima aparición de su libro Júbilos, con prólogo de Gabriela Mistral e ilustraciones de Norah Borges. En el Sexto Cartel, la reproducción del cuadro de Maruja Mallo Corbeau et excrements centra la primera página de la revista. Y en la sección de libros, se comenta Júbilos de Carmen Conde. Sigue la presencia de mujeres en el Séptimo Cartel con una poema en prosa de María Cegarra Salcedo, “Paisaje”; el poema “Resaca” de María Dolores Arana; y en la sección de libros el comentario de Rosa fría, patinadora de la nieve de María Teresa de León, ilustrado con dibujos de Alberti.

A partir del núm. 8, y hasta la última entrega, la núm. 14, en primavera de 1936, con Seral como único editor la revista, se titula Noreste. Ninguna colaboración de mujeres en el núm. 8, y en el siguiente, además de la ilustración del cuadro Autorretrato de Menchu Gal, los anuncios del concierto en su ciudad de la pianista zaragozana Pilar Bayona, y de la próxima aparición del libro Canciones de María Dolores Arana; en la colección Cuadernos de Poesía de la editorial Cierzo que dirige Seral, encontramos la siguiente nota:

“HEROÍNAS españolas modernas son las mujeres que desafían la desapacibilidad del actual vivir, consagrándose a una gimnasia espiritual que produce frutos sólidos y duraderos.

Como las artes y la poesía se enriquecen cuanto que se alegran con sus aportaciones, creímos procedente ofrecerles un sencillo homenaje en nuestras páginas. A este objeto nuestro próximo número se les consagrará en su totalidad.

Simultáneamente con la aparición del extraordinario inauguraremos una exposición de dibujos y libros de mujeres dignas de España que oponen a la zafiedad de Moralina y Estropajosa, y a la insensatez de las compadecibles ‘mises’ una obra ancha y alta de inquietudes y esfuerzo.

Han respondido a nuestra invitación hasta estos momentos: Maruja Mallo, Rosario de Velasco, Ángeles Santos, Carmen Conde y Menchu Gal.

Haremos lo posible por sumar a estos cuantos otros nombres deban figurar por propio mérito. Nuestra literatura se enriquece con copiosa aportación femenina, hoy como ayer con:

De Francés Doña María
y de Acuña Doña Juana
con cuyos genios gana
esplendores la poesía.

Y porque no suceda con esta Doña Juana de Acuña, tan celebrada en su época cuanto después ignorada, con la primavera abriremos la cancela de nuestras páginas para que al invadirlas dejen la imborrable alegría de sus huellas estas heroínas españolas modernas”.

Tal como T. Seral y Casas anunció, el núm. 10 de Noreste, publicado en la primavera de 1935, fue un homenaje a las mujeres heroínas de vanguardia, a las que dedicó dos dobles páginas en vez de la doble página habitual hasta entonces de la revista. Atendieron a la llamada de Seral las escritoras Mercedes Ballesteros, con un fragmento de su tragedia Tierra de Nieve; Carmen Conde con el poema “La Voz”; dos poemas de María Luisa M. de Buendía, “La rueca y el yunque” y “Árbol”; otros dos de Elena Fortún, “Ovejita negra” y “Tomasito el pequeño”; de Margarita de Pedroso se publicó el poema “Al niño que corona el Primer Centenario del Romanticismo Español”; de Juana de Ibarbourou, “Tango para una niña difunta”; de Rosario Suárez-Castiello, “Capricho azul”; de Josefina de la Torre, “Poema”; de María Cegarra Salcedo el poema en prosa “Abril” de su libro Cristales míos; de María Dolores Arana, “Canciones en azul”; de María Teresa Roca de Togores, “Un poema”; de Maruja Falena, “Rumbo”; y de Ruth Velázquez el poema en prosa “Divagaciones”. A las colaboraciones literarias acompañaron las ilustraciones de las pinturas de Ruth Velázquez, La muerte de Pierrot; Menchu Gal, Autorretrato; Rosario Suárez-Castiello, Retrato; Rosario de Velasco, El baño; Ángeles Santos, Niña; Norah Borges de Torre, Paisaje de Portugal; y de la escultura Sirena en tierra de la ceramista aragonesa Dionisia Masdeu, en cuyo taller, que compartía con Maruja Falena, se constituyó un té literario, como se anuncia en la pág. 2, donde Seral presentó algunos poemas de los Cuadernos de Poesía de Ediciones Cierzo: Canciones en azul de María Dolores Arana, Rumbo de Maruja Falena, y su Cadera del insomnio.

5 Escaparate de la Librería Internacional, Zaragoza, primavera 1935Escaparate de la Librería Internacional, Zaragoza, mayo de 1935

La revista anunciaba también que en los primeros días de mayo se celebraría en la Librería Internacional de Zaragoza una exposición de dibujos y libros de las mujeres creadoras que habían colaborado en el monográfico de Noreste. Quiso dejar claro Seral que “Ni en aquella ni estas páginas de homenaje, figuran cuantas por mérito de su arte lo merecen. Hacemos constar que las ausencias han sido cuantiosas, pese a haber puesto en tensión nuestra capacidad organizadora y nuestra mejor voluntad. A todas las poetisas y pintoras españolas y a Juana de Ibarbourou, tan presta en responder a nuestra invitación especial para colaborar en este número de NE, nuestro reconocimiento sin límites”. De la exposición en la Librería Internacional, que en realidad fue el montaje de su escaparate, con el reclamo: “Homenaje de Noreste a las heroínas españolas”, deja constancia la fotografía que lo documenta en el núm. 11 de Noreste.

Entre los poemas y las reproducciones de pinturas, algunas reflexiones salpicaron el monográfico: “Pero, ¿qué vamos a exigir al pintor español? Si escribir, es llorar, pintar ¿no es morirse? Nada sé de pintura, pero algo sé de heroísmo. Estos hombres son, ante todo héroes. ¿Y qué diremos de las mujeres?”. Asimismo, las diferentes secciones de la revista se centraron en las creaciones de mujeres. Seral comentó los libros de poemas Canciones en azul de María Dolores Arana; también el suyo, Cadera del insomnio, con viñeta de Maruja Mallo; el ensayo Vidas de celuloide de Rosa Arciniega, y el poemario de Ruth de Velázquez, Sol de la noche, que prologó Ramón Gómez de la Serna. No perdió comba en su ataque el fenómeno de las misses, al que dedicó la sección “Hondero en acción”:

“[…] Espectáculo de barraca, donde a la de ojos más grandes y boca más pequeña, y caderas más maternales, la llamarán ‘Miss 1935′. Y durante un mes ya pueden viajar por su cuerpo, ofrecido en todos los periódicos, las miradas de las personas.

Luego ellas se volverán al pueblo. A la aguja. A la silla, a la ventana. A lo que es consustancial con la mujer española. Con esta raza sentada de mujeres. Esta raza tabú”.

Pese al esfuerzo de Seral, muy consciente de las numerosas ausencias, Manuela Ballester mostró su desacuerdo con la iniciativa en la revista Nueva Cultura de Valencia. No dudó Seral en darlo a conocer en el núm. 12 de Noreste (otoño de 1935):

“Manuela Ballester publica un artículo en la revista Nueva Cultura de Valencia, criticando con una dureza, que creemos no merecer, el número 10 de NE dedicado a un grupo de poetisas y pintoras jóvenes de España. Con manifiesta falta de sindéresis y tomando el todo por la parte nos suministra verdaderos palos de ciego.

Expresado nuestro deseo terminante de no suscitar polémica, cursamos a la estimada escritora dos invitaciones:

La primera para que repase la colección de NE y vea a través de sus notas editoriales, nuestra concreta posición oposicionista al arte oficial, a la mediocridad protegida y estimulada por nuestro decadente Estado. Y de paso revise el cuadro de nuestros colaboradores asiduos por si le dicen algo los nombres de Sender, Pla y Beltrán, Gil Bel, García Paladini, González Tuñón, Buñuel, Tanguy y otros.

La segunda se concreta a poner a disposición de Manuela Ballester nuestras páginas para que organice un número dedicado a las mujeres –a su juicio ausentes en nuestro homenaje– cuya obra ‘además de viva y fecunda sea un amargo grito maternal de protesta contra el dolor de la carne inocente o un imponente exigir paso a la vida’, como ella dice en su citado artículo”.

En el número anterior de Noreste, el 11, del verano de 1935, que coincide con el cambio de formato de la revista, se publica “Poema” de Concha Méndez, y se comentan los libros Rumbo de Maruja Falena, Cristales míos de María Cegarra, y Poemas A de Marina Romero. La sección de artes plásticas la protagoniza Maruja Mallo autora del texto Clavileño y de la fotografía que reproduce un fragmento de su espectáculo plástico-musical, con música de R. Halffter.

Seral sintió especial devoción por las obras de Maruja Falena y Maruja Mallo. Ambas autoras, como veremos, fueron testigos y protagonistas de la declaración de principios que el autor no dudó en hacer públicos en momentos políticamente complicados. Cuando todos permanecían callados, Seral alzó la voz. Y en su voz, le acompañaron los ecos de Maruja Falena y Maruja Mallo, ambas entonces ya en el exilio.

El que debiera haber sido núm. 13 de Noreste (invierno de 1936) apareció por error como 14. En sus páginas se publicaron los poemas de María Luisa Muñoz de Buendía, “Marjorie” y “Canterbury. El príncipe negro” de su libro inédito De la dulce Inglaterra; y de Marina Romero, “Poema”. Además de anunciar el concierto que su admirada amiga Pilar Bayona daría en Zaragoza, Seral informó de la reciente constitución en la ciudad de un Ateneo Popular cuyo propósito era estimular la vida intelectual con la creación de una biblioteca, la organización de un grupo teatral y un programa de sesiones de Cine-Club. Entre los firmantes, Maruja Falena.

En la primavera de 1936 apareció el último número de Noreste. María Zambrano publicó un fragmento de su novela Desde entonces. Y Tomás Seral y Casas, ajeno a los acontecimientos que iban a acontecer, anunció eufórico:

“Maruja Mallo va a exponer en Zaragoza. Noreste ha tomado a su cargo organizar algunos actos de índole artístico a tono con su orientación. De ellos no nos es posible anticipar detalles por estar supeditados a gestiones cuyo resultado nos es todavía desconocido. Únicamente podemos dar la seguridad de que en oposición a las actividades plásticas, más concretamente, pictóricas, de los viejos detentadores de la atención local, vamos a organizar una exposición de una artista joven, suficientemente personal y revolucionaria que abra de una vez la brecha por donde el provincianismo zaragozano se pueda asomar a las corrientes estéticas europeas, abandonando para siempre el papanatismo de boca abierta y ojos cerrados para que le han educado arteramente.

Tan detonante y plausible cometido va a corresponderle, por decisión de NE, que ya ha encontrado la mejor disposición en la interesada, a Maruja Mallo, joven y atormentada pintora que goza en plena juventud de las más solícitas atenciones de la crítica solvente.

Maruja Mallo expondrá en Zaragoza en los primeros días del próximo octubre, los dibujos, pinturas, cerámicas y escenografías que en el Centro de la Construcción de Madrid, han obtenido tan considerable éxito de público y crítica esta primavera. La exposición, como corresponde a la personalidad de la expositora y a la significación especialísima de NE, está organizándose de un modo nuevo. Incluso querríamos que ella inaugurase un local de exposiciones, honrándolo y honrándonos a todos con ello. El hecho se organiza bajo unas características absolutamente desconocidas en Zaragoza; pero de todo, más próximos a la fecha de inauguración, hablaremos extensamente en nuestro siguiente número. En él consagraremos a Maruja Mallo, a su exposición, y su emplazamiento en el panorama estético contemporáneo, el espacio que a nuestro juicio le corresponde”.

El estallido de la Guerra Civil arrasó con todo, pero no pudo frenar el incontenible entusiasmo del periodista, escritor, editor, galerista y librero Tomás Seral y Casas (Zaragoza, 1908 ­- Madrid, 1975), personaje clave en la renovación de la cultura aragonesa primero y española después, cuando a partir de 1945 se instaló en Madrid con su librería-galería Clan. El apoyo cómplice de Gloria Aranda, esposa y compañera, fue decisivo.

Cuando en marzo de 1949, Seral y Casas se hizo cargo en exclusiva de la Colección Artistas Nuevos –cuyos tres primeros números editó Clan a iniciativa de Goeritz y bajo su dirección, junto a Ferrant y Palencia; y los cuatro siguientes Palma, tras mostrar Seral su desacuerdo con la línea editorial– dispuso retomar los proyectos que la guerra había truncado.

Federico Comps Selles. Muerte española. Elegía al amigo fusilado por los sublevados en los primeros días de la guerra. Seral escribió el texto emocionado en el Monasterio de Veruela, el 30 de abril de 1948. Con la muerte de Federico Comps, quedaron para siempre un poco más solos Tomás Seral y Casas, Alfonso Buñuel, Juan Pérez Páramo y Maruja Falena. En el cuaderno de la Colección Artistas Nuevos, Seral seleccionó dibujos surrealistas y metafísicos de Comps. Algunos los había realizado para Noreste. De Comps son también los retratos a línea de T. Seral y Casas, Maruja Falena y María Dolores Arana para sus libros Cadera del insomnioRumbo y Canciones en azul, volúmenes 1, 2 y 3 de la Colección de Poesía que ediciones Cierzo publicó en 1935.

Tras el cuaderno dedicado a la memoria de Comps, Seral publicó en octubre de 1949, dentro de la misma Colección Artistas Nuevos, el volumen Maruja Mallo. Arquitecturas, con texto de Jean Cassou, que, al menos editorialmente, recuperaba su proyecto de exposición que la guerra había interrumpido.

7 arquitecturasJean Cassou, Maruja Mallo. Arquitecturas, Madrid, editorial Clan, 1949.
Colección Artistas Nuevos, núm. 5, octubre de 1949

 

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