CATACLISMO

DEL LEVANTAMIENTO FEMINISTA AL ARTE PÚBLICO Y EL CIBERESPACIO

DEL LEVANTAMIENTO FEMINISTA AL ARTE PÚBLICO Y EL CIBERESPACIO:
EL FAR WEST DE LAS OPORTUNIDADES

Elena García-Oliveros

“Del levantamiento feminista al arte público y el ciberespacio: el Far West de las oportunidades”, es una investigación iniciada en 2013 con el apoyo de Intermediae(1) Centro de Arte Contemporáneo Matadero, Madrid (España), en torno a obras de las primeras mujeres artistas que se constituyen como vanguardia en los años 70, y cómo se produce la evolución hacia obras digitales y para Internet de lxs ciberfeministas a partir de los años 90 en el contexto del arte público. Se basa en el estudio de varios casos de artistas vinculadas a la propuesta de Toxic Lesbian(2).

El estudio suscita aspectos como son el cuestionamiento del concepto de autoría en la obra de arte desde perspectiva feminista en clara contraposición a la idea de obra única generada desde el medio convencional. Se introduce también en investigar las metodologías de creación propias desarrolladas por artistas mujeres (colaborativas y procesuales) frente a la tradición de la “inspiración” y proceso atribuible a un solo autor. Analiza la influencia de las prácticas del poder patriarcal en el reconocimiento de la trayectoria artística de las artistas, así como la influencia de las actitudes referidas a su identidad de género en estos mismos procesos. Explora la relación de las instituciones museísticas y culturales con las artistas mujeres, a partir de la integración de un nuevo modelo de arte público que revoluciona los modos de crear y presentar la obra de arte, fruto de estos cambios suscitados, entre otros, por el modelo feminista y de qué manera en la actualidad se “gentrifican” y son absorbidos por estas mismas instituciones quienes de nuevo obvian en sus programaciones a las mujeres, invisibilizadas también de este modo dentro de sus propios procesos creativos. Identifica la incorporación de nuevas fronteras de creación y difusión como es el espacio de Internet, formulado como un espacio de liberación desde los principios ciberfeministas y cómo esta huida es también contestada por las propias artistas feministas, quienes ven la brecha digital que afecta gravemente, entre otros colectivos, a las mujeres, por lo que muchas no podrían acceder a estas nuevas formas de creación que las excluiría. El estudio describe igualmente cuáles serían los rasgos propios de un arte feminista a partir de los estudios de casos de artistas como la americana Suzanne Lacy(3), Shu Lea Cheang(4), Faith Wilding(5) o el propio ciberfeminismo(6), así como la conexión con las prácticas llevadas a cabo por Toxic Lesbian desde 2005.

El contexto en el que se inscribe este estudio se refiere a principios sociales, científicos, políticos o intelectuales que están en la base de la revolución en torno a un nuevo concepto de género surgido a finales del siglo XX. La revolución feminista, el activismo homosexual, la evolución de la investigación científica en torno a la genitalidad y sus rígidos límites hasta ese momento, el activismo intersexual, la asunción por parte de las organizaciones de derechos humanos de los Principios de Yakarta sobre identidad de género, el empoderamiento de la mujer y el análisis de su identidad también desde su masculinidad femenina. Son estos algunos factores, junto al encumbramiento intelectual de ciertxs autorxs que desde el enfoque transfeminista y de identidad de género sobre masculinidad femenina, articulan un discurso que da cuerpo a estos movimientos.

02_imagen2Para el desarrollo de la investigación, hasta el momento se han llevado a cabo diversos encuentros para entrevistar a la artista americana Suzanne Lacy, el último de ellos en el ciberencuentro(7) público llevado a cabo en Matadero, Madrid. También se ha contado con la colaboración de la artista Shu Lea Cheang, así como con la investigadora cultural María Ptqk(8) sobre el caso de la artista ciberfeminista Faith Wilding. O finalmente la mesa de debate llevada a cabo en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía con la participación de Azucena Klett (Intermediae, Matadero Madrid), Marian López Fernández Cao (en representación de la asociación de Mujeres en las Artes Visuales-MAV), Pilar V. de Foronda (Secretaria General de la asociación Clásicas y Modernas), Gloria G. Durán (investigadora de la UNED), Lila Insúa (profesora de la Facultad de Bellas Artes UCM), así como Elena Tóxica (responsable de la investigación como parte de Toxic Lesbian) e Irene Aterido (asistente investigadora).

En la sesión en el Reina Sofía, que tuvo lugar en noviembre de 2014, se volcaron cuestiones como cuáles son y cómo afectan las prácticas del poder a las mujeres artistas en este medio o de qué modo influye en los modos de hacer arte el hecho de ser mujer, proponiendo rasgos como la multiplicidad de voces que, participando en los proyectos artísticos, conduciría a un cuestionamiento de la autoría de las piezas o el cómo las obras realizadas por mujeres también incluyen, como parte del tema, la incorporación de aspectos de importancia política. También se trataron cuestiones relativas a si es directa o no la asociación del término poder con el de patriarcado desde la perspectiva feminista y cómo, en base a esta, deberían renovarse coherentemente las prácticas artísticas hacia colaborativas y procesuales.

En el artículo publicado en la revista Re-visiones y donde se abordan temas de esta investigación, se establecía el cómo las prácticas artísticas desde el entorno mujer han cuestionado los lugares donde crear, contemplar y difundir arte desde hace varias décadas. Con ello, habrían por tanto participado en la modificación sustancial del concepto “arte” y también de sus instituciones. El texto conecta el por qué el movimiento feminista es esencial en la definición del arte público actual o el qué buscaban o de qué escapaban las mujeres artistas al experimentar estas nuevas tendencias. También vincula generacional y discursivamente el ciberarte feminista con las apuestas iniciadas por las artistas y los movimientos feministas en los 70.

Actualmente el estudio publicará otros artículos con conclusiones de la investigación mientras continúa con las entrevistas dentro del marco de las instituciones museísticas y culturales que intervienen en estos procesos, valorando su apreciación de los cambios introducidos por estas prácticas feministas, así como su posición actual respecto a las temáticas introducidas por las artistas mujeres.

 

Notas:

(1) Intermediae Matadero Madrid es una institución cultural de carácter público del Ayuntamiento de Madrid. http://www.mataderomadrid.org/intermedi%C3%A6.html

(2) En 2005 la autora de esta investigación (Elena García-Oliveros, quien interviene con el pseudónimo de Elena Tóxica) crea Toxic Lesbian (www.toxiclesbian.org) como colectivo de acción artística y social en proyectos desde la perspectiva de género y orientación sexual.

En 2009 comienza su residencia en Intermediae Matadero hasta el actual momento, a través de convocatorias de arte público. Inicia asimismo colaboraciones con instituciones artísticas y culturales como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Medialab-Prado, el Círculo de Bellas Artes, la Tabacalera o la Casa Encendida, en Madrid; el Museo Nacional Centro de Arte de Castilla y León; el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo de Sevilla o Arteleku en Donosti. Igualmente, con centros sociales diversos como el Patio Maravillas en Madrid, Espace Bagdam de Toulouse o Centros LGBT de París o Bruselas, entre otros. Los proyectos se llevan a cabo mediante colaboraciones con organizaciones de defensa de los derechos humanos como Amnistía Internacional, CEAR, Women’s Link Worldwide, Merhaba o la Federación de Asociaciones de Salud Mental, así como con múltiples activistas y personas individuales. Durante estos años desarrolla proyectos de arte público de tipo colaborativo, procesual y ciberfeministas, colaborando con artistas como Suzanne Lacy o Shu Lea Cheang.

(3) (http://www.suzannelacy.com/) Los levantamientos políticos de los años 60 y 70 junto con las tendencias experimentales que se producen en el arte en esos momentos, producen cambios importantes en los movimientos de vanguardia. La artista americana Suzanne Lacy surge fruto de esos cambios. Cuestiones fundamentales para la creación fueron modificadas: el concepto de arte como objeto, la autoría o la naturaleza de la audiencia. Nace una nueva utopía, la de que el arte puede ser fruto de la colaboración, del diálogo, con una relación profunda con la vida de las personas. El libro de referencia Mapping the terrain fue editado en 1995 por Suzanne Lacy y recoge los principios del nuevo género de arte público que marcarían estas décadas y las posteriores.

(4) Shu Lea Cheang (1954) es un artista de origen taiwanés que desarrolla proyectos inscritos en el contexto del nuevo género de arte público. Se adhiere a los principios artísticos y activistas del ciberfeminismo en relación con la redefinición del género desde el uso y empoderamiento de las tecnologías y la comunicación web. Su obra Brandon (1998-99), es un ejemplo de ello, adquirida por The Solomon R. Guggenheim Museum.

(5) Faith Wilding, artista americana de origen paraguayo, es compañera de Suzanne Lacy en sus prácticas artísticas y educativas durante décadas, renombrada en su momento por sus piezas de performance, lecturas y otras de carácter más clásico en cuanto a sus procedimientos, que diluye su autoría para integrar su discurso en el colectivo ciberfeminista Subrosa, del que será cofundadora en los inicios del siglo XXI, manteniendo dentro de él una postura crítica que le permitirá mantener vigentes las mismas preocupaciones que venía desarrollando hasta el momento (la agresión de las biotecnologías sobre el cuerpo de la mujer, entre otras).

(6) Según la Wikipedia, Ciberfeminismo: «El nacimiento del ciberfeminismo viene propiciado por la expansión de las Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (NTIC) y la influencia de la tercera ola feminista, especialmente de Donna Haraway (1991). Inspiradas por su Manifiesto del cíborg, las primeras en acuñar el término ciberfeminismo fueron el grupo de artistas australianas VNS Matrix en su manifiesto ciberfeminista para el siglo XXI. Este manifiesto proclamaba: El clítoris es un línea directa a Matrix Julianne Pierce (de VNS). Para las ciberfeministas las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) implican no sólo la subversión de la identidad masculina, sino una multiplicidad de subjetividades innovadoras donde las tecnologías pueden transformar, no sólo la sociedad y la misma tecnología, sino también los roles de género convencionales. Así, las teorías y prácticas ciberfeministas retan las relaciones de poder jerárquicas entre hombres y mujeres en las TIC, exploran relaciones entre las mujeres y las tecnologías digitales, investigan cómo éstas las afectan, así como apuntan hacia la creación de redes y la conquista de territorios como el ciberespacio a partir del desarrollo de nuevas formas de participación en ellos«.

(7) Este encuentro se lleva a cabo en Intermediae Matadero Madrid, organizado por Toxic Lesbian en mayo de 2014. Se dispusieron de medios digitales y presenciales: streaming en directo por www.toxiclesbian.org, así como acción en redes sociales como Twitter (@toxiclesbian) Facebook (toxiclesbian) y YouTube (www.youtube.com/TOXICLESBIAN).

(8) http://www.mariaptqk.net/

 

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