
Núria Martínez Seguer, Siempre, 2024
RETRATO FRAGMENTADO DE LA CONDICIÓN FEMENINA
Mª Ángeles Cabré
Hace ya más de veinte años la fotógrafa Núria Martínez Seguer (Santa Coloma de Gramanet, Barcelona, 1973) empezó el proyecto Nommer femme belle de jour, que tiene como eje central la experiencia femenina y que desde entonces no ha dejado de crecer. Ahora en la exposición Femme femme, comisariada por Elina Norandi, se presentan algunas de las piezas más emblemáticas de este recorrido, incluidas algunas recientes que pueden verse por primera vez.
Martínez Seguer realizó la tesis doctoral sobre el boxeo en Cataluña -una temática bien inusual para una artista de sexo femenino- y es autora del proyecto El silencio del boxeo, donde se acerca a este deporte desde una mirada documental tras investigar en imágenes de archivo, para fotografiar después artísticamente los cuerpos en movimiento de los boxeadores. Parte de ese material fue expuesto hace unos años en la galería barcelonesa H2O.
En Femme femme el cuerpo es aquí femenino y las obras se nos presenta aparentemente ya desnudas del trabajo previo de reflexión e investigación, pues el material de archivo es la propia historia vital de la abuela de la autora, hija de la inmigración llegada a Cataluña, que inspira esta reflexión en clave de género. Una abuela que se convierte aquí en ejemplo de las mujeres que tuvieron que sobrellevar la feminidad durante el franquismo y que vivieron envueltas en silencios que las convirtieron en seres vulnerables, pues fue sobre su ignorancia que se sostuvo el patriarcado en aquellos largos años.
Así, el cuerpo que aparece bajo apariencias metafóricas o reales en la exposición no es el cuerpo amable e intocado del arquetipo del desnudo femenino, ajeno a cualquier interacción, sino el cuerpo vivido y sometido a constricciones, deseos, enfermedad e incluso muerte. Al cuerpo de la mujer aluden frutas como la granada con que se abre la muestra (“Granada”) o el plátano (“Plátano”), colocadas sobre un fondo negro que las realza, todas ellas de 2002. Elementos cuyos formas y colores destacan en la oscuridad, adquiriendo un carácter de ofrenda casi sacrificial.

Plátano, 2002.

Plátano, 2002
En el caso del plátano, este aparece vaciado y convertido en piel abierta transversalmente y recosida -cicatriz simbólica-, mientras una nuez de orgánicas sinuosidades (“Nuez”, 2002) se somete a la presión de las ataduras, ataduras que simbolizan todas las sujeciones y los obstáculos con que topamos las mujeres en general, y especialmente las de aquella generación que sufrió la Guerra Civil.
Esa nitidez, este grado de definición, contrasta con las veladuras con que se tratan otras imágenes y con elementos como el papel pintado (“Habitación 005”, 2023) o una cortina oscura (“Lámpara y cortina”, 2024), que evocan la cotidianidad de los espacios domésticos: lo nítido frente a lo difuso, las piezas sacadas de su contexto frente a los contextos reales de la vida misma, diluidos, que incluyen la fotografía de la joven candorosa que representa aquí a la abuela -aunque no lo sea- (“Siempre”, 2024), en el esplendor de su inocencia y que, a partir de entonces, tendría que enfrentarse al deseo, la maternidad y tantas otras realidades para ella desconocidas, encarnadas aquí en desnudos femeninos que no buscan la belleza sino la denuncia.

Habitación 001, 2002
Desnudos en los que la constricción está ejemplificada por el castrador corsé -instrumento de tortura a todos los efectos y destinado a someter la libertad de las mujeres-, que aparece en una serie de ocho piezas de formato pequeño (23×23). Complemento perfecto a la ocultación de los pechos femeninos, que vemos en “Habitación 001” y “Habitación 003”, ambas de 2002.
En Femme femme la fotógrafa reflexiona sobre la condición femenina desde diversas técnicas y tratamientos artísticos construyendo un retrato/relato fragmentado que logra un alto grado de simbolismo y de lirismo. Se diría que en algunos momentos este viaje con carga autobiográfica parece incluso más cercano al inconsciente que a la consciencia, porque al final del recorrido tenemos la sensación de haber abierto la caja negra de una vida, pero una caja que sólo atesora lo esencial, lo inherente, lo que no puede contarse con palabras.
Núria Martínez Seguer, Femme femme, Imaginart Gallery, Barcelona. Hasta el 30 de junio 2025.
Comisaria: Elina Norandi
https://www.imaginart-gallery.com/expo/2294/