ENTREVISTA A ANA MARÍA MATTHEI
Andrés Isaac Santana
Entrevista del crítico y curador cubano, residente en Madrid, Andrés Isaac Santana a Ana María Matthei, coleccionista, editora y directora de la revista AAL Arte Al Límite, con sede en Santiago de Chile.
El origen ¿cómo y por qué surge esta colección?
La colección de Arte Al Límite surge por la motivación de nuestra familia por las artes y visuales y específicamente por el arte contemporáneo. Pasamos muchos años visitando museos, galerías y talleres de artistas. En cada viaje organizamos –por rigor– visitas a los principales museos y galerías del país de destino. Fue en los años 90 que nos acercamos más al arte a través de la Galería Matthei, por medio de la cual tuvimos acceso a diversos espacios feriales, bienales y museos. Lo que nos llevó a conocer artistas de renombre que actualmente forman parte de la Colección. La motivación principal es aportar un espacio más de conocimiento y de visibilidad en la difusión del arte contemporáneo dentro del país. En virtud de ello, estamos organizando un espacio de exposición permanente para la colección: una suerte de museo en el que se pueda conocer la obra de artistas de todo el mundo, en diálogo –claro– con los artistas nuestros.
¿Usted comenzó como galerista en un contexto arbitrado por el dominio masculino ¿cómo fue, en su caso, la experiencia de abrir una galería de arte por esos años y en ese contexto?
La verdad es que no tuve problemas de género ni me sentí discriminada por ser mujer. Siempre logré trabajar con mucha armonía y disposición por parte de los hombres, sobre todo porque cuando comenzamos con la galería trabajé con el Grupo Grisalla y el Grupo Bajo Techo, que son dos grupos reconocidos que habían expuesto en el extranjero y que estaban constituidos únicamente por hombres. No dudo que, en efecto, otros espacios atraviesan estos problemas y no se rigen por la paridad deseada, pero debo decir que he sido bastante afortunada en este sentido. La mayor parte de ese tiempo estuve rodeada de hombres bajo el signo de una absoluta cordialidad y de mucho respeto.
¿Cómo definiría su colección?
Como una colección variada y diversa tanto en sus formatos como en sus contenidos. Nos hemos preocupado de que sea así, de que el día de mañana los curadores tengan una vasta cantidad de obras para elegir, dividir por temáticas o estableces tesis curatoriales sobre las prácticas artísticas con artistas de todas partes del mundo. Quizás, también, con la idea de pluralizar o de mostrar cosas diferentes cada vez que expongamos. No ha sido fácil, pero se ha logrado y cada vez vamos completando con más y nuevas piezas en las áreas que están más débiles.
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¿Cuál o cuáles son las líneas conceptuales o narrativas sobre las que se organiza esta colección?
Por el momento hemos organizado la colección de arte contemporáneo según un mapa temático, tal cual fuera publicado en el libro “Colección Al Límite, Sin Límites”. Un volumen bastante serio que trabajamos con el Equipo editorial de Arte Al Límite y la curadora argentina asentada en Los Ángeles, Marisa Caichiolo. Entonces se seleccionaron las obras por módulos o núcleos regidos por un tema. Establecimos una catalogación en estas áreas: Paisaje, Política, Memoria, Espacio & Forma, Rostro, Urbano y Cuerpo.
¿Cómo y de qué manera participa la revista en la configuración y el diseño de esta colección?
Muchas veces los artistas que entrevistamos participan de la colección. La revista, como plataforma escrita, les permite exponer, difundir y explicar su obra. Nos interesa posicionar y validar a los artistas de nuestra colección, para ello los publicamos en la revista, los apoyamos a través de redes sociales y de nuestro blog en línea. De esta manera ambas cosas se relacionan, y así podemos difundir el trabajo de los artistas a nivel internacional, más allá de los espacios expositivos.
¿Algún criterio específico a la hora de adquirir las obras?
Arte Al Límite cuenta con un equipo destacado a nivel editorial y además trabajamos constantemente con curadores, críticos y galeristas de gran nivel, estacionados en muchas áreas de investigación y diferentes ámbitos del saber. Ambos grupos nos permiten conocer y acercarnos a nuevos artistas, emergentes y consagrados. Así vamos tomando decisiones para potenciar la colección y la revista impresa. Junto a esto, participo personalmente y con parte del equipo de trabajo (Catalina Papic, directora de Arte y Elisa Massardo, editora) constantemente en bienales, exposiciones y ferias de arte a nivel internacional para conocer nuevos artistas. Para seleccionar mantenemos un diálogo fluido y siguiendo los criterios que ya se manejan en la colección.
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¿Mantiene relaciones con las artistas que colecciona?
Claro que sí, tenemos una relación constante tanto yo como mi familia y el equipo editorial de AAL. Siempre estamos conversando, contándonos las nuevas metas, propósitos y eventos que organizamos, tanto ellos como nosotros. Y esto pasa tanto por mail como por whatsapp y encuentros que realizamos en las ferias o bienales. Es fundamental para nosotros tener un contacto fluido, así podemos apoyarlos en la difusión.
¿Podríamos asegurar que es el arte latinoamericano el núcleo duro de la colección?
Sí, gran parte de la colección es arte latinoamericano. El portal en línea y la revista siempre ha buscado apoyar al mercado local tanto interna como externamente, ya que participamos en el mercado norteamericano, europeo y asiático. Actualmente estamos abriendo las puertas (cada vez más) a tener obras externas a Latinoamérica y cuando tengamos el museo pretendemos hacer exposiciones constantes de artistas extranjeros y residencias para que vengan a crear a nuestro país que tiene tantos espacios maravillosos.
¿Cuál es, desde su punto de vista y experiencia, la situación de la mujer coleccionista, galerista y editora en el Cono Sur?
Actualmente las mujeres manejan gran parte del arte del Cono Sur, porque en general las galeristas del continente son mujeres, muchas terminan también teniendo una colección. Las revistas se suman a esto, muchas tienen por directora a grandes mujeres que se apasionan por el arte y ven que hay un espacio donde se puede contribuir de una buena manera fuerte y sostenida: apoyando artistas, difundiéndolos, explicando sus trabajos y ayudándolos a llegar a lugares impensados del mundo. Desde ahí, creo que las mujeres y también los hombres, porque esto es independiente del género, podemos y debemos seguir apoyando y trabajando para que Latinoamérica sea un centro de referencia sobre el arte contemporáneo y para que entremos a nuevos mercados y tengamos un fuerte posicionamiento a nivel mundial.
¿Podríamos hablar de una paridad de género en el contexto de esta colección?
Sí, la verdad es que jamás hemos visto la colección desde las diferencias de género ni cuantificado cuántas obras de cada quien. Sin embargo, jamás he sentido que haya una diferencia significativa al respecto. Esa podría ser, sin duda, una futura línea de trabajo.
¿Qué supuso para la colección la muestra recientemente comisariada por la artista y curadora argentina Marisa Caicholo, en Espacio Fundación Telefónica de Santiago de Chile?
Las cinco exposiciones, que se realizaron en cuatro espacios de arte durante dos meses, fue un gran hito para nosotros. Las razones son diversas. Por un lado, tuvimos que reorganizar la colección, revisar todo el inventario, todas las obras, registrar con una buena calidad fotográfica gran parte de ellas, revisar marcos, cajas de acrílico, entre otras cosas que nos ayudaron a tomar consciencia real de todo el trabajo que se ha realizado durante estos 17 años y advertir cómo hemos armado un patrimonio notable en obras de arte. Por otro lado, fue un hito que marca un antes y un después, ahora pensamos la colección como tal, constantemente vemos qué proyectos podemos armar y cómo podemos posicionarla mejor, cómo profesionalizarla, hacerla notar y que genere el impacto que debería generar este trabajo, que de fruto para los artistas y que se sientan orgullosos del proyecto que se armó. Desde ahí que haya sido tan importante realizar esta muestra con la curaduría de Marisa. Ello ha contribuido también a que desde entonces mostremos más, expongamos más y difundamos más las obras de nuestros artistas. Tal vez por ello, el Museo que estamos armando en familia está cada vez más cerca de existir.
Esa curaduría planteó un grupo de líneas conceptuales que conferían orden a la palpable diversidad de la colección ¿Podrían ser estas algunas de las pautas futura para seguir gestionando la adquisición de piezas?
Mira, la verdad es que podría ser tanto sí como no. Ese fue un proyecto de la colección, el lanzamiento, la primera vez que se mostraba al mundo y para ello era necesario mostrar una pincelada de todo lo que es la colección, de todo lo que contempla y de que, tal como dice el título, es “Sin Límites”. A futuro queremos darle nuevos espacios expositivos y libertades, tratar temas contingentes a través de las obras que tenemos, mostrar que tenemos en nuestra colección un espejo, un reflejo, una muestra real de cómo los artistas han visto, vivido y percibido el mundo en el siglo XX y XXI. Desde ahí, también pretendo que la colección siga siendo diversa, que se perfeccione en algunos ámbitos, aumentar ciertas áreas y potenciar a los artistas, especialmente.
¿Cuál cree usted que sea la misión social de una colección de arte contemporáneo?
La misión social siempre será, para nosotros, difundir y exponer el arte. Mostrar a la gente de manera gratuita obras de calidad. Demostrar que sí es posible ser artista en Chile y en el Mundo. Es, por encima de todos, una misión que tiene que ver con la permanente generación de conocimiento y con salvaguardar nuestra memoria.
¿Alguna opinión sobre el coleccionismo privado en Chile y en Latinoamérica?
Creo que hoy día las colecciones han ido aumentando, estamos enfocados en mostrar parte de la colección, pero también abrimos una nueva sección en la revista impresa de Arte Al Límite donde estamos entrevistando a coleccionistas, ahí hemos visto que mucha gente comenzó a coleccionar hace unos diez años aproximadamente y ya están dispuestos a mostrar y exponer sus obras. Igual, cada vez se ven más jóvenes en las ferias, conociendo y comprando, de seguro el coleccionismo seguirá creciendo en el continente. Y eso es algo que celebramos y compartimos.
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